Título: Cryptid
Año: 20018
Autor: Hal Duncan y Ruth Veevers
Diseño gráfico: Kwanchai Moriya
Editor: Osprey Games
Duración aprox.: 30 min. aprox.
Jugadores: 3-5
Dificultad: 1/5
Dependencia del idioma: Edición en castellano de
Do It Games
Es la aparente similitud de este
juego con Tobago lo que me lleva a adquirirlo
nada más salir al mercado hace pocos meses. Para mi sorpresa, estas apariencias
engañan mucho más de lo esperado, y Cryptid no resulta tan similar –al
menos en mecánicas– con el que yo suponía que era una especie de predecesor
suyo. El juego de Hal Duncan y Ruth Veevers no deja de ser, por ello, interesante.
Una de las muchas configuraciones posibles del tablero |
De 3 a 5 jugadores intentan dar,
en un mapa preconfigurado, con un hexágono concreto de éste en el que habita
una criatura misteriosa, una suerte de pariente lejano del Yeti o del Monstruo
del Lago Ness. Este tablero se configura eligiéndose al azar una de varias
tarjetas posibles, así como uno de dos niveles de dificultad: fácil o avanzado.
El mapa nos muestra casillas de diferentes terrenos, así como estructuras de
madera que colocaremos en él y que representan menhires y cabañas abandonadas. Además,
algunos hexágonos son también el hábitat natural de ciertos animales. Todo ello
nos va a ayudar a delimitar la búsqueda de este ser mitológico, el “críptido”
que da nombre al juego.
A cada jugador se le entrega un
cuadernillo de pistas y se le indica una en concreto que será la que utilice en
la partida. La pista nos indicará el tipo de terreno en el que la criatura
puede o no estar, o la distancia a la que puede o no encontrarse con respecto a
una determinada estructura, un determinado color de estructura o una madriguera
concreta. Cada jugador sólo tiene su propia pista, que por supuesto es secreta,
pero entre todos deberán determinar el hexágono objetivo que habita el
monstruo, aunque sólo un jugador podrá alzarse con la victoria. Para ello, en
su turno, un jugador solicitará información a los demás, pudiendo preguntar directamente
a uno de sus contrincantes si en un hexágono concreto podría estar la criatura,
según su información, o buscando en uno de los hexágonos en el
que él sabe, por su pista, que podría estar su objetivo. Los demás jugadores le
responderán, siempre sin poder mentir, basándose en la información que poseen.
Si la respuesta es no, se colocará un cubito del color del jugador preguntado; si
la respuesta es sí, se colocará un disco. En caso de que se coloque un cubito,
el jugador que ha hecho la pregunta debe a su vez colocar un cubito suyo en
otro lugar en el que sepa que no puede estar el críptido. En el momento en que
hay un cubito en un hexágono, no es necesario buscar más en él, pues no se
trata de la casilla objetivo. Ahora bien, en una casilla con un disco se puede
seguir buscando y, si todos los jugadores cuestionados colocan su disco… pues
habremos dado con la solución al enigma y habremos ganado la partida. Hay que
tener en cuenta que, al buscar, todos los jugadores, en orden, responden a la
pregunta hasta que alguien lo hace en sentido negativo (un cubito). También es
posible volver a buscar donde ya se ha colocado previamente un disco pero no un
cubo. Las acciones de preguntar y buscar funcionan de manera diferente, y sólo
mediante la segunda se puede dar con el objetivo.
Las cartas nos ayudan a configurar el mapa y nos proporcionan las pistas |
Con este proceso, los jugadores
van acotando el terreno y delimitando la búsqueda hasta que deducen, por medio
de las piezas ya colocadas en el tablero, cuáles son las pistas que tienen sus
rivales, algo que no es necesariamente fácil, sobre todo en el modo avanzado,
que introduce las pistas negativas (“no puede estar en…”). Si los jugadores se
ven muy desesperados, pueden echar mano de una pista extra especificada en la
misma tarjeta en la que estaban las suyas y, en el anverso, el mapa del juego.
Hay 54 tarjetas en la caja, de manera que es muy difícil repetir un mapa, y
mucho menos recordar las combinaciones de pistas.
Algunos de los componentes de madera del juego |
Así pues, quien conozca Tobago habrá comprobado que, en
realidad, los juegos son bastante diferentes, pues en este no existe realmente
un hexágono objetivo, sino que lo crean los jugadores con las pistas que van
acotando, mientras que en Cryptid sí
que está prefijado. Si tengo que comparar ambos juegos, he de admitir que Tobago me parece más atractivo a nivel
de presentación y también más variado y entretenido, pero su “hermanastro” es
también un juego entretenido, barato y muy fácil de explicar incluso a
jugadores noveles o poco jugones. Ahora bien, si las reglas son sencillas, el
desarrollo del juego no lo es tanto, pues deberemos intentar deducir qué pistas
tienen nuestros contrincantes lo antes posible si queremos alzarnos con la
victoria, tarea nada fácil para cerebros aletargados como el de un servidor.
La única pega que le pongo al
juego es que, en ocasiones, las partidas pueden ser muy cortas, aunque las más
de las veces los participantes tienen asegurada al menos una media horita de
diversión. Eso, y que las fichas de madera resultan insuficientes en algunas
partidas más largas.
¡Críptido encontrado! (Fotografía: E.Blasco) |
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