Año: 2014
Autores: Jaro Andruszkiewicz, Waldek Gumien
Ilustraciones: Piotr Słaby
Editor: Phalanx (ed. en castellano de
MásQueOca)
Duración aprox.: 90 min.
Jugadores: 1-3
Dificultad: 2/5
Dependencia del idioma: Traducido al castellano por
MasQueOca
Es innegable que las etiquetas
son necesarias o, cuanto menos, útiles en algunos contextos –sobre todo los
académicos–: ayudan a identificar y agrupar conceptos, ideas, corrientes… y a
organizar todo esto mejor de cara a la conversación, el aprendizaje y el
estudio. Nuestro hobby tampoco escapa al “etiquetismo”: wargames, eurogames,
temáticos, ameritrash… Fácilmente recurrimos a estos términos para intentar
sintetizar las mecánicas y tipología de los juegos. Pero, muchas veces, las etiquetas
son sólo eso: una orientación, y no debemos obsesionarnos con ellas ni dejarnos
condicionar sobremanera. La breve introducción con la que empiezo esta reseña
es simplemente para hacer notar que no siempre se puede clasificar todo dentro
de una sola categoría y que muchas cosas entran dentro de varias. Es el caso de
Race to the
Rhine, del que en un primer momento, por sus mecánicas de
gestión de recursos, encasillaríamos dentro del género del eurogame, pero que
por su temática –la II Guerra Mundial– podríamos sopesar como un wargame. ¿Cuál
de los dos tipos de juego es? Pues posiblemente ninguno de los dos claramente,
pero sí con elementos de ambos. En cualquier caso, podemos estar ante un
eurogame diferente que demuestra que este género no tiene que limitarse a la
construcción de casitas, granjas, castillos y ciudades o a la recolección de
hortalizas y crianza de animales, temáticas parece que predominantes en esta
modalidad.
Estamos a finales de 1944. Los
generales Patton,
Montgomery y Bradley, aunque aliados, compiten por ser los primeros en
cruzar el Rhin y entrar en Alemania. Los jugadores asumen, por supuesto, estos
roles. Cada uno dispone de tres o cuatro ejércitos (bloques de madera) a los que deberán
hacer avanzar desde Francia hasta Alemania por las zonas de casillas que
coinciden con su color. Para ello cuentan con tres recursos principales que
deben gestionar con habilidad: combustible, munición y alimentos. Cada
ejército sólo puede llevar 6 de estos a la vez. Los competidores disponen, por
fortuna, de bases de las que obtener estos recursos –una general y otras
avanzadas–, así como de camiones para transportarlos. Pero el camino no será
fácil: en cada casilla pueden acechar divisiones alemanas y otros obstáculos
como fortificaciones, aunque también es posible, por el contrario, encontrarnos
con poblaciones amistosas que nos brinden su apoyo. La mayoría de estos
incidentes vienen representados en forma de cartas de evento que se roban al
entrar en una casilla no conquistada, todas con la información representada
gráficamente con una serie de sencillos iconos.
Cada cuerpo de ejército puede transportar hasta 6 recursos |
Los jugadores disponen de 3
acciones por turno: solicitar suministros en una base, coger camiones,
transportar suministros, solicitar apoyo aéreo, lanzamiento de paracaidistas y,
por supuesto, mover los cuerpos. Estos sólo pueden mover una vez por turno y no
pueden pasar unos por encima de otros, con lo que es importante planificar bien
las acciones. Un cuerpo gasta un bidón de combustible al mover y, dependiendo
de las casillas a las que entre, podrá verse obligado a gastar más recursos.
Siempre que entramos en una casilla no conquistada revelamos una carta de
evento. Si no es negativo, o si lo es, pero podemos cumplir sus requisitos,
avanzaremos a la casilla y la conquistaremos. Un cuerpo puede, teóricamente,
avanzar hasta 3 veces por turno.
El combate en
Race to the Rhine es muy sencillo: al
toparnos con una división alemana (sea por carta revelada, o porque ya está en
el mapa impresa o como ficha), deberemos de pagar una serie de recursos para
vencerla (normalmente munición y combustible). Derrotar divisiones, además de permitirnos avanzar y conquistar
casillas (lo cual señalamos con una bandera de nuestro color) nos proporcionará
medallas, que nos servirán para comprar paracaidistas y, posiblemente, para
ganar la partida. Tanto los paracaidistas como el apoyo aéreo lo que hacen es
aportar iconos de munición a un combate, facilitándonos así el enfrentamiento,
pero ambos están limitados.
Los camiones nos ayudarán a transportar los suministros. |
Cartas de divisiones alemanas |
Cartas de evento: sus efectos se resumen mediante iconos |
Race to the Rhine incorpora también varias reglas opcionales muy
interesantes que vale la pena incluir en cuanto se sabe jugar. De hecho, en la
reseña he incluido ya las reglas avanzadas (aviación y paracaidistas), que en
realidad son muy sencillas y recomendables.
Los autores del juego preparan
una secuela, 1941: Race to
Moscow, que aparecerá el año que viene. Estoy deseando verla, porque
Race to the Rhine es un juego que
inicialmente me gustó cuando lo compré hace años (he tardado mucho en reseñarlo), pero todavía lo ha ido
haciendo más a medida que he ido jugando. Bien presentado, con una temática que
me llama mucho, y pensado para un número de jugadores que muchas veces no
cuadra en otros juegos. También ha hecho que preste más interés a su editora,
la polaca Phalanx Games, de la que también tengo The
Magnates.
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