Posiblemente el juego más famoso del
francés Christophe Boelinger originalmente
publicado en 2004 por la también gala Asmodee
(con ilustraciones de Thierry Masson y Wayne Reynolds) y que en la actualidad
ha sido traducido a diversos idiomas (la edición española corrió a cargo de Edge Entertainment) y cuenta con infinitas
expansiones y variantes, incluidas una versión computerizada y otra con cartas.
Goza de gran popularidad en su país de origen, donde se organizan competiciones
y encuentros de Dungeon Twister con
frecuencia.
Todo listo para empezar: las habitaciones aún no se han revelado |
Propuesta y despliegue
Resumidamente, en este título que
reseño dos jugadores se enfrentan el uno al otro con sendos equipo idénticos de
8 aventureros. El objetivo de ambos grupos es atravesar una peligrosísima
mazmorra llena de trampas, y escapar por el lado opuesto del tablero, para lo
que será casi inevitable enfrentarse además al bando contrario. El tablero se
compone de ocho losetas que forman un rectángulo de 2 x 4 que se dispone de
manera que cada jugador parta de uno de los lados más cortos. Las losetas se
distribuyen al azar y bocabajo, sin mirarse. Después de esto, los jugadores reparten
sus personajes y una serie de fichas de objetos (también idénticas para ambos
bandos) de la siguiente manera: cuatro de los personajes de un equipo comienzan
en la zona de salida respectiva de cada jugador. Los otros cuatro, junto con
los objetos, se distribuyen alternativamente y también bocabajo en las
habitaciones aún sin revelar de la mazmorra. Cuando se haya acabado de colocar
todo esto, las cuatro habitaciones centrales tendrán 3 fichas cada una, y las
de los extremos 2 cada una. Entonces, los jugadores revelan los personajes que
colocaron en su zona de salida (es posible jugar con una ficha plana o con el
personaje en vertical sobre una peana).
Habitaciones, personajes y objetos
Existen cuatro parejas de
habitaciones de habitaciones idénticas en Dungeon
Twister. Cada una de estas losetas se divide a su vez en 5 x 5 casillas por
las que los personajes mueven, aunque esto no es tan fácil, ya que los espacios
entre losetas están a menudo separados por paredes, rejas y trampas. Más aún:
cada loseta tiene un torno que un personaje puede girar. Al hacerlo, rotaremos
la loseta gemela de aquella en la que estamos. Esta particularidad del juego
–la que le da nombre– genera situaciones tan caóticas como divertidas cuando
nuestro contrincante se encuentra de repente mirando a una pared en lugar de al
camino, tesoro o personaje oponente al que estaba encarado.
Cada uno de los ocho personajes
de Dungeon Twister tiene tres
características: su valor de movimiento, su valor de combate y una habilidad
especial que le hace único. Así, la ladrona puede abrir rejas y desactivar
trampas, la pasamuros atraviesa paredes, el troll puede regenerarse, el mago
lanza bolas de fuego y levita, el mecanorko puede manipular tornos con más
eficacia, el guerrero rompe rejas, el clérigo cura a otros personajes y el
goblin otorga 1 punto extra al jugador que logre sacarlo del juego por el lado
del oponente.
Además de estos personajes,
tenemos 6 objetos que repartiremos por las habitaciones, y que podremos recoger
(a razón de uno por personaje, aunque pueden abandonarse o intercambiarse)
cuando lleguemos a la casilla en la que están (¡aunque también puede cogerlos
nuestro contrincante!). Estos objetos (espada, escudo, tesoro, varita de bola
de fuego, cuerda, poción de velocidad) ayudan a sus usuarios en uno u otro
aspecto del juego, como puedan ser el combate, el movimiento o la victoria.
Las cartas y el turno
Cartas y fichas |
El último elemento que queda por
presentar son las cartas. Las hay de tres tipos: de combate, de salto y de
acción. Estas últimas son las principales en Dungeon Twister y se usan a razón de una por turno de jugador,
alternando la jugada de estas cartas un jugador y el otro. Las cuatro cartas
posibles permiten exactamente 2, 3, 4 y 5 acciones, y en principio podemos
jugarlas en el orden en que queramos excepto en el primer turno, que tiene una
pequeña restricción. Con cada acción permitida por la carta podremos elegir
entre mover un personaje, combatir, usar un torno, revelar una habitación,
utilizar una habilidad, saltar y otras posibilidades. Podremos gastar más de
una acción en un mismo personaje (por ejemplo, para que mueva varias veces) o
dividirlas entre varios. Sólo recuperaremos la mano de cartas de acción cuando
hayamos gastado todas.
Al revelarse una habitación, el
contrincante situará en las casillas que quiera tanto los objetos como los
personajes que hubieran en ella y que ambos jugadores habrán colocado en el
despliegue, como hemos visto. Básicamente cada personaje puede mover tantas
casillas por acción como su valor de movimiento, siempre con la traba de que
encontraremos impedimentos como las susodichas trampas o rejas cerradas, que
algunos personajes podrán sortear debido a sus habilidades y que otros sólo
podrán pasar con equipo o con la ayuda de sus compañeros. En este sentido son
muy útiles las cuatro cartas de salto que nos proporciona el juego, y que
sirven precisamente para eso: para que un personaje salte un foso con trampa
que de otra manera no podría sortear,
La partida en su clímax |
Si nos encontramos con un aventurero
enemigo, podremos combatir con él mediante el uso de las ya anticipadas cartas
de combate. El juego nos proporciona ocho con valores desde 0 a 5. Para
combatir, elegiremos una en secreto para sumar a nuestro valor de ataque, y el
adversario hará lo propio (aunque en este caso se considerará defensa).
Deberemos sacar más que él en total para vencerle, en cuyo caso lo habremos
herido. Un personaje herido está prácticamente indefenso, aunque otro miembro
de su equipo puede cargar con él. Una segunda herida causará la eliminación del
personaje, otorgando a su enemigo 1 punto de victoria. Hay que tener en cuenta
que las cartas de combate se gastan tras su uso –con la excepción de la de
valor 0, que siempre recuperamos–, así que es importante saber gestionarlas.
La partida acaba en cuanto un
jugador ha alcanzado 5 puntos de victoria, ya sea por eliminar personajes
rivales, por escapar con los suyos propios, por sacar al goblin o por sacar la
ficha de tesoro: cada una de estas cosas proporciona uno de estos codiciados
puntos.
Dungeon Twister es un juego curioso y divertido que concentra
infinidad de posibilidades estratégicas debido a su despliegue aleatorio de
fichas y habitaciones y al hecho de que estas, además, pueden ser rotadas y
cambiadas de posición. Podemos casi considerarlo hasta un ajedrez de fantasía.
Su duración viene a ser de una horita. En cuanto a sus expansiones y variantes,
decir que sólo tengo una de ellas, Paladines
y Dragones, que compré de saldo y que ni siquiera he destroquelado, ya que
sólo aporta nuevas losetas y nuevos personajes y no estoy seguro de que cambien
el juego base para bien. Tengo curiosidad por probar alguna variante como Dungeon Twister 2: The Prison, pero
tampoco es que esté entre mis prioridades.
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