domingo, 3 de diciembre de 2017

Dogs of War

Título: Dogs of War
Año: 2014
Autor: Paolo Mori
Diseño gráfico: Mathieu Harlaut y Christophe Madura
Editor: CMON Limited
Duración aprox.: 75-90 min.
Jugadores: 3-5
Dificultad: 2/5
Dependencia del idioma: Traducido al castellano por Edge Ent.

Juego ambientado en una especie de Renacimiento steampunk con un gran parecido estético con Sky Traders, también publicado por FFG/Edge. De hecho, me lo compré pensando que ambos eran del mismo diseñador. En realidad no es así, pero los dos títulos –además de ser muy divertidos– tienen en común un autor italiano y al artista Christopher Madura.

La propuesta de Dogs of War es tan sencilla como atractiva: convertirnos en mercenarios durante cuatro años/turnos y luchar por una o varias de las casas dominantes, cambiando nuestras alianzas según nos convenga para obtener prestigio y poder en la forma de los típicos puntos de victoria. Para ello dispondremos de una serie de capitanes (bustos de plástico con la imagen del líder de nuestro ejército), de cartas de soldados y de cartas tácticas.

Las tres batallas se representan abstractamente en un tablero-display

En cada turno se escogerán al azar dos casas que se enfrentarán la una con la otra en una batalla, habiendo un total tres batallas diferentes para posicionar a nuestros capitanes. En cada lado de cada batalla habrá una carta de batalla con seis espacios para dichas figuras (también elegida al azar en cada turno). La mayoría de estos espacios otorgan algún tipo de premio por situar en ellos un capitán, aunque algunos exigirán un requisito en la forma del tipo de carta de soldado que tendremos que jugar. Siempre que coloquemos un capitán en una de estas tarjetas, jugaremos también obligatoriamente una carta de soldado que habremos comprado al principio del turno o acarrearemos de un turno anterior. Las hay de cuatro tipos: infantería, arcabuceros, caballería y máquinas de guerra, cada una con un precio y un valor de combate diferente.

Como veréis en las fotografías, las batallas están representadas de manera abstracta en un tablero/display, y no representan un terreno real propiamente. Junto a cada una de ellas hay un registro de batalla que comienza en 0, y que se va inclinando para uno u otro bando en función de las cartas de soldado que coloquemos. Efectivamente: la casa vencedora será aquella que tenga este marcador en su lado al finalizar el turno.

Tras una fase en la que compraremos soldados, los jugadores irán alternando la colocación de sus capitanes y tropas en las batallas que escojan, modificando el registro de batalla en función de la fuerza de sus soldados hacia el lado del bando que apoyen, cogiendo entonces el posible premio que otorgue la casilla en la que han colocado a su capitán. Antes de este paso se puede jugar una carta táctica, que modifica drásticamente la jugada, permitiéndonos, por ejemplo, cambiarnos al otro bando, duplicar el premio, modificar la fuerza de los soldados, etc, etc.

Registro de casas
Una vez todos los jugadores han colocado a sus capitanes (de 3 a 6 posibles), es el momento de comprobar qué casas han ganado las batallas. Las casas victoriosas avanzan 1 espacio en el registro de casas (estandartes), incluso 2 si han logrado 15 puntos en el registro de batalla. Las perdedoras se quedan donde están o retroceden 1 casilla en el caso de que el oponente alcanzara esos 15 puntos. El jugador que colocó más capitanes en la tarjeta de batalla se lleva un premio extra que hay junto a ella en forma de ficha, y todos los jugadores que situaron figuras en la tarjeta del bando jugador pueden obtener puntos de victoria en función de los capitanes enemigos en el otro bando.

Guardaremos nuestros recursos tras una pantalla
Transcurridos cuatro turnos, llega el momento del recuento final de puntos, en donde serán esenciales los escudos de cada casa que hayamos ido ganando (partimos con 2 de salida), cada uno equivalente a tantos puntos como la posición final del estandarte de esa casa en el contador de casas (de salida, -1, pudiendo llegar hasta la casilla de 7). También contaremos el dinero y las cartas que guardemos en ese momento.

Tras estas sencillas reglas que acabamos de ver se esconde un juego tremendamente adictivo con cabida para hasta 5 jugadores en donde la interacción, el enfrentamiento o el “pique” entre éstos es frecuente e inevitable. La presentación es buena, aunque no excepcional, destacando por supuesto los curiosos bustos de los líderes –por cierto, cada uno con una habilidad especial aplicable durante la partida–. La única pega que se puede poner en este aspecto es que las cartas de táctica no vengan con alguna sencilla ilustración, pero es un mal menor e ignorable. Para mí una de las mejores compras del año; un juego fácil de aprender pero con “miga”, en el que deberemos pensar muy bien nuestra estrategia para resultar victoriosos.

Los cinco simpáticos bustos de nuestros capitanes