Juego temático del autor Dominique Ehrhard publicado por la casa francesa Ystari Games en 2008 que nos sitúa en la época del
Emperador que le da título, Sylla, 79 años antes de Cristo. De 2 a 4 jugadores
asumen el papel de senadores romanos que aspiran al poder y al cargo de Primer
Consul.
El juego se estructura en cinco años o turnos, cada uno de ellos dividido en siete fases muy delimitadas. Al comienzo de la
partida, los jugadores reciben 4 cartas de personaje al azar. Estas representan
senadores, comerciantes, legionarios, vestales y esclavos, cada uno de ellos,
por supuesto, con particularidades especiales. Los personajes tienen además de
1 a 3 hexágonos de diferentes colores (rojo, amarillo y gris) impresos en sus
cartas que les permitirán participar en determinadas pujas y acciones.
En la primera fase se puja por el decisivo
puesto de Primer Consul, lo cual se puede
hacer tanto con cartas de senadores como con dinero. En general, cuando en el
juego se utiliza cualquier carta de personaje, esta queda agotada hasta el
comienzo del siguiente turno, no pudiendo usarse en posteriores fases del
presente.
Tablero del juego, con las grandes obras construidas (arriba), eventos (der.) y edificios ofertados (abajo) rodeándole. |
El ganador de la puja para Primer Cónsul gana
además una ficha de Res Publica. Las hay de tres
tipos: Espíritu cívico, Ocio y Salud, y representan determinados aspectos y facetas de
la sociedad romana. A lo largo de la partida, los jugadores las irán acumulándolas y guardándolas tras una pantalla en la que también se oculta el dinero y, en
determinadas fases, y sobre todo al final del juego, la cantidad de cada una de
ellas que tenga cada participante será esencial para obtener o perder puntos de
prestigio, elemento clave para decidir el ganador.
En la segunda fase, el primer cónsul, y
después los demás jugadores, elegirán una nueva carta
de personaje de entre las disponibles cada turno y la añadirán a las que
ya tenían. Algunos personajes muestran un pez que denota su pertenencia a la
secta cristiana, lo que será también importante al final de la partida, como
veremos.
Llega entonces el momento de la subasta de edificios, cuya oferta también se renueva
cada turno. Aquí son decisivos los hexágonos de
colores de las cartas de personaje de cada jugador: para cada loseta de
edificio serán necesarias las de un color concreto. Emplear a los personajes
que tienen estos colores para ganar las pujas implicará girar sus cartas
horizontalmente y agotarlas, pues, para lo que queda de turno. Cada personaje
tiene un número y combinación diferentes de hexágonos de colores, siendo las
cartas de esclavos, con tres hexágonos, las más versátiles. Los edificios propiamente proporcionan una variedad de ventajas como dinero, prestigio, fichas de res publica, paliar el hambre, etc.
Cada tipo de personaje (comerciante, legionario, esclavo, senador y vestal) tiene unas habilidades determinadas. |
Se cobran después los ingresos de cada jugador (hay una cantidad fija y otra variable
en función de los edificios pertinentes que se posean) y llega la decisiva Fase de Eventos. Hay cuatro de estos por turno, y todos
repercuten en el bienestar del SPQR de alguna u otra forma: los esclavos se rebelan
y no pueden ser utilizados, aumenta el hambre de la población, o podemos perder
temporalmente el uso de algún edificio, entre otras posibilidades. Un evento,
la Decadencia, es fijo todos los turnos, y
repercute en la posición de las fichas de Espíritu Cívico en el marcador
dispuesto en el tablero para ellas. Los jugadores pueden anular dos eventos por
turno, eliminando uno de éstos de forma permanente, merced a las cartas de
legionarios y vestales, que proporcionan cubos que se pueden colocar en las
cartas de Evento que decidan los jugadores. Además, el jugador con más cubos en
cada carta recibe una bonificación de algún tipo.
Como penúltimo acto de cada turno, se decide
entre los jugadores la construcción de grandes obras
para la ciudad (termas, templos, panteones…) mediante dinero y senadores.
Algunos jugadores pueden decidir no colaborar en ellas y destinar el dinero a
la distracción del pueblo. Una u otra decisión proporciona, bien puntos de
prestigio, bien alguna otra bonificación.
Fichas de Res Publica, hambre y dinero |
Sylla es un juego que en un principio
me llamó la atención pero que finalmente no compré. Lo he jugado con un amigo,
me parece entretenido, pero no especialmente interesante o destacable. Su
duración de hora u hora y media y su aspecto gráfico tampoco me ayudan a
destacarlo, siendo este último bastante austero y sencillo. De hecho, el tablero
es más bien una serie de contadores que un tablero en sí por el que puedan
moverse fichas o peones, y en el que se reflejan las posiciones de las fichas
de res publica, puntos de prestigio de los jugadores y fases del turno, así
como cartas de grandes obras y eventos; en resumen, lo que podríamos llamar,
utilizando la terminología inglesa, un display.
Yo creo que es un gran juego (+1 porque lo tengo ;-) ). Las mecánicas cuadran como un reloj, cada decisión cuenta: ¿me conviene coger a este o a otro personaje?, ¿qué edificio compro?, ¿añado dinero a la subasta?... Incluso tiene su punto de puteo empujando a otros jugadores a pujar alto o sacando a subasta construcciones menores cuando sabes que no las puedes ganar.
ResponderEliminarEl tiempo es adecuado, no se hace pesado y, el tener el final siempre a la vista te permite planear estrategias a corto, medio y largo plazo.
Lo que sí echo en falta es un diseño menos sobrio y un tablero (o display) más atractivo y menos confuso.
Bien, bien... ya veo que es una opinión objetiva :P
ResponderEliminarLas instrucciones, pese a no ser complicadas, están explicadas de forma algo complicada sobre todo en los que a la preparación del juego se refiere. No estaría mal que revisasen la organización del manual. Otra cosa curiosa, una memez, pero si no lo digo me muero, es que durante el juego cobran cierto interés la secta cristiana. Resulta curioso, porque el cristianismo no apareció en Roma hasta casi dos siglos después de la muerte de Sila…, pero bueno, esto es un juego y simplemente se puede decir que es una secta cualquiera y ya está.
ResponderEliminarLas mecánicas son sencillas, pero su combinación dan como resultado situaciones muy interesantes. El juego funciona como un reloj y la interacción entre jugadores es notable, tanto en el ámbito de la colaboración como de la traición. Se nota que estamos ante un juego muy meditado, calculado y pulido, un juego testeado y equilibrado como debe ser pese a que algunos piensen que el marcador de hambruna sea demasiado severo.
Uno de los mejores factores de Sylla es la capacidad que ha tenido su autor para conseguir que el tema no parezca pegado. Ciertamente las acciones, las fases, decisiones y consecuencias de cada una de las acciones tienen una clara implicación con el tema. Un punto muy a favor y que, desgraciadamente, pocas veces se llega a ver tan bien hilvanado en un tablero de eurogame.
Por otro lado el juego favorece movimientos tácticos y estratégicos, auna competitividad sin desechar ciertos detalles de cooperación, permite optar por múltiples canales a la hora de elaborar una estrategia y tiene cierto grado de profundidad sin dejar de ser familiar. Vamos un poco de todo y todo bueno.
Los materiales son correctos. Se echa de menos un tablero más grande donde pudieran haberse colocado todas las tarjetas cómodamente así como unos marcadores de puntuación más pequeños pues se solapan en el marcador. El apartado gráfico está bien, quizá algo sobrio, pero creo que es el mas adecuado para el tema del juego.
¡Caramba, "Anónimo", excelente defensa del juego! Muchas gracias por tu detallada opinión ;)
ResponderEliminarGracias. A mi entender, si el juego se hubiera llamado "Legado", "Cesar" o "Triunvirato" en homenaje al 2º triunvirato que se formó entre César Octavio, Marco Antonio y Marco Emilio Lépido a la muerte de Julio Cesar entre los años 48 y el 33 a. C. con personajes como Casio o Bruto de por medio y todas las intrigas, alianzas y traiciones que se generaron en ese periodo de tiempo en el senado romano hubiera sido perfecto. Aparte el hilo en la temática de la secta cristiana habría cuadrado mucho mas. Una introducción en plan: "Cayo Julio Cesar ha muerto, que será de la Repúplica..." habría sido maravillosa.
ResponderEliminarEso, un tablero un "pelín" mas grade y unos contadores mas pequeños, habrían hecho que el juego rozara la perfección y fuera un "mast have" a pesar de su apartado gráfico serio y funcional, pero a ser sinceros, otra estética, como por ejemplo una comiquera, simplemente no la veo con este tema.
Muchas gracias a ti por tu blog, Lord Ruthwen. Fue una grata sorpresa encontrarlo, mientras buscaba una reseña del juego: La sombra de Cthulhu pues buscaba un juego coperativo de dificultad intermedia, para jugarlo con mi grupo de amigos y como habrás podido percibir: ya que soy yo quien ofrece y pone los juegos, me gusta que el juego y la temática no estén unidas con calzador.
Un cordial saludo.
Yo me animé a comprar el juego leyendo esta esplendida reseña y los comentarios aquí escritos. Ayer lo jugamos por primera vez y ciertamente el juego es espléndido y con un poco de ingenio o sentido común, que el tablero sea algo pequeño no tiene por qué afectar.
ResponderEliminarAhora eso si, por favor, que los señores de Ystari revisen el manual, porque un juego tan bueno, puede llegar a no ser jugado por muchos jugadores al echar "pa" atrás un manual de reglas tan malo. Yo no me quejo de los marcadores, el tablero o el aspecto gráfico, que por cierto me parece acertado. Pero por favor: Que la susodicha compañía reedite y mejore el manual de reglas! Y ya por pedir que no sólo este en español e italiano, unas reglas en inglés se agradecerían. Un saludo y enhorabuena por el blog.
¡Normalmente de lo que se queja la gente es de que no esté en español, ja, ja! ;)
ResponderEliminarEl juego está por 5 euros ahora mismo!
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