The Legend of Robin Hood de Joe Bisio podrá
no ser el mejor juego de mi colección, pero sí que tiene, desde luego, un lugar
muy especial en ella y en mi corazoncito ludómano: como ya he contado en anteriores
ocasiones, durante la primera mitad de los 80, tras haberme iniciado en años
anteriores en los juegos de marcas obligadas como Educa, Diset, Borrás, Cefa y
NAC, descubrí en los centros comerciales El Corte Inglés la compañía Avalon Hill. En mis visitas, entonces esporádicas, a
la capital valenciana, siempre que pasaba por los populares grandes almacenes
me deleitaba estudiando las cajas de todos aquellos juegos importados de los
EE.UU. que suponían para mí todo un mundo nuevo, vasto y fascinante que –no me
cansaré de repetirlo– le teníamos que agradecer a JOC Internacional, empresa
verdaderamente decisiva en el mundo de los juegos de tablero y de rol en
España, y creo que en fomentar y ampliar la afición en los jugones de mi
generación. Me embelesaba viendo las muestras del tablero y de las fichas que
venían en el exterior de aquellos productos, intentaba leer las descripciones
con mi entonces rústico inglés, y soñaba con poder adquirir un día alguno de aquellos
juegos cuyo valor económico los situaba muy lejos de mi alcance por aquella
época. Aunque pasaron varios años, aquel día acabó por llegar: ese juego
–obviamente el que da título a esta reseña– cayó en mis manos durante la
segunda mitad de la década acotada creo que por unas 2200 pesetas o algo así,
toda una fortuna para mí en aquellos tiempos…
Como pasó con tantos otros títulos publicados por Avalon Hill, The Legend of Robin Hood fue comprado
por esta casa a Operational Studies Group, que
lo había publicado originalmente en 1979. La segunda edición aparecía en 1982,
y formaba parte de una serie de juegos más económicos presentados en formato de
caja pequeña de 15 x 22 cm aprox. y en la que también recuerdo que aparecieron uno
sobre Little Big Horn y otro de una batalla napoleónica. Los tres en la mano,
acabé decantándome por el que se ambientaba en la leyenda del famoso héroe
medieval que ya me había fascinado previamente en películas y libros.
The Legend…es un juego muy de su época y de su (o sus)
marca(s), un híbrido entre un wargame y
un juego temático que toma elementos de ambas variantes: de la primera, las
fichas con diversos factores representando sus características, así como el
movimiento por el tablero y las habituales tablas de disparo y combate; de la
segunda, curiosas y simpáticas reglas que recrean, en determinados momentos del
juego, hechos canónicos de la tradicional historia de Robin Hood: el torneo
convocado por el Sheriff de Nottingham, el duelo con Little John, la boda con
Lady Marian, etc, etc. Todos los personajes de la leyenda están incluidos en el
juego como fichas individuales: el Fraile Tuck, el molinero Munch, Will
Scarlet, Sir Guy de Gisbourne, el Sheriff de Lincoln y, por supuesto, los
hermanos rivales Juan Sin Tierra y Ricardo Corazón de León. Además, nos
encontramos con las habituales fichas de unidades que representan grupos de
combatientes: por el lado proscrito, a los clásicos “merry men” de Robin; por
el oponente, tanto infantes como guardabosques (arqueros) y caballeros. No hay
demasiadas, ya que el tablero se adapta a las características de esta serie más
económica y es por fuerza más reducido que los de otros juegos de Avalon Hill.
Tiene como centro el bosque de Sherwood, y se extiende hasta sus alrededores,
incluyendo los castillos de Nottingham, Lincoln y Gisbourne, el río Trent, y
diversos pueblos, ciudades y ruinas. Está dividido en polígonos irregulares,
excepto para los caminos, de forma serpentina.
Las fichas de líderes (personajes) son esenciales en el bando proscrito, ya
que sólo con ellas pueden ser reclutadas y trasladadas las fichas de unidades (merry men). En el caso del bando del
Sheriff de Nottingham, los tres tipos diferentes de soldados pueden mover
independientemente. Como en tantos otros juegos, los líderes por sí solos no
pueden luchar contra las unidades, sino sólo entre ellos, y corren el riesgo de
morir o ser capturados si se quedan solos en la misma casilla con soldados
rivales. El papel de los personajes es igualmente necesario en muchas
situaciones, ya que únicamente Robin Hood puede reclutar a otros personajes
proscritos, los líderes “malos” pueden recaudar impuestos, y unos y otros
provocar ciertos eventos durante la parida como los mencionados en el párrafo
anterior.
La partida puede acabar repentinamente si mueren los cuatro líderes del
Sheriff, si lo hacen los personajes de Robin Hood o el Rey Ricardo, o si ambos
se encuentran. En el último caso, Robin debe, para ganar, haber conseguido
otros dos de tres propósitos: casarse con Marian (se la puede arrebatar Sir
Guy), reducir el tesoro del Sheriff a 5 marcos y/o aumentar el suyo a 20 o más.
Detalle de la situación inicial de la partida |
El movimiento es más o menos el estándar en los wargames (se paga por tipo
de terreno, etc), así como el combate, para el que se comparan la suma total de
factores de uno y otro bando y se establece la clásica proporción 1:1, 2:1,
etc. Previamente a la fase de melee tiene lugar la de disparo, cuyos resultados
se consultan en una tabla. Sobra decir que los proscritos son los que tienen
ventaja en este primer enfrentamiento, mientras que los hombres del sheriff
sobresalen en el cuerpo a cuerpo. Por ello, el jugador que lleva a Robin Hood
debe sopesar muy concienzudamente el enfrentarse a grandes grupos rivales,
especialmente si acaba de pasar por río y sus arcos están mojados, con lo que
sus prestaciones se reducen.
Hace ya tiempo que no juego a The
Legend of Robin Hood. Probablemente, algunas de sus mecánicas puedan
encontrarse desfasadas hoy día o resultar más atípicas –aunque marcas como GMT
siguen conservando muchas de ellas en sus productos–, pero, como he dicho al
comienzo de esta reseña, considero este título importantísimo en mi trayectoria
lúdica. Por ello, lo use o no, siempre lo mantendré en un puesto privilegiado
en mis estantes de juegos. Por cierto, Avalon Hill sacó en 1991 Legends of Robin Hood, un título multiplayer que no debe confundirse
con el que hemos visto.
Jo, que buen rato he pasado leyendo esto, gracias my lord!
ResponderEliminar¡Gracias a ti por interesarte en leerlo!
ResponderEliminarA mí también me ha interesado mucho el post. El juego, por ser de esos años, tiene muy buena pinta, un sabor a 'añejo'. Y, aunque no tenga mucho que ver con esto, recuerdo también un juego de PC del año 89 o así que también trataba sobre Robin Hood. No me acuerdo ahora mismo del título, pero era un juego de aventuras en perspectiva isométrica también mítico ahora.
ResponderEliminarYo de ordenador sólo recuerdo el del Spectrum, ¡pero no tenía mucho que ver con este!
ResponderEliminarÉste es el juego de PC que comentaba:
ResponderEliminarhttp://www.old-games.com/download/1139/adventures-of-robin-hood
¡Parece entrañable! Yo no tuve PC hasta hace diez años, así que no llegué a conocer todos esos juegos.
ResponderEliminarHola. En el año 1985 aproximadamente, me compré este juego. Siempre me habían y siguen gustando los juegos de estrategia. Pero nunca acabé de conocer a personas con las que jugarlo. Además , en ese momento, mi inglés era muy bajo para entender las instrucciones del juego. Así que se quedó en la estantería de mi cuarto. Me acompañó en mis mudanzas hasta esta última casa en al que vivo. Mi hija de 13 años lo encontró en el armario de los juegos de mesa y me pregunto por él. En estos días de confinamiento lo voy a a sacar y jugar. Menos mal que te he descubierto por casualidad en internet. Y me siento muy indentificado con lo que has comentado.
ResponderEliminarHola, Sergini. Parece que nuestras vivencias con Robin Hood fueron parecidas, excepto que el mío llevaba una traducción de JOC Internacional y sí que puede jugarlo en su momento. Recientemente me compré un remake, pero me decepcionó más que otra cosa: https://ludotecaruthwen.blogspot.com/2020/01/robin-hood.html
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