Parece que Godzilla y sus viejos amigos del cine kaiju (las entrañables películas de monstruos japonesas) están de moda en el mundo de los juegos: tan sólo en los últimos meses han aparecido en el panorama internacional al menos tres títulos que tienen a todas estas criaturas fantásticas como protagonistas: Godzilla Stomp, Godzilla: Kaiju World Wars y King of Tokyo. Voy a aprovechar que recientemente adquirí este último para juntarlo con otro que tengo hace algo más de tiempo pero que trata idéntica temática y, a la manera de aquellas viejas sesiones de cine de hace décadas, ofreceros un “programa doble” repleto de bestias surgidas del fondo del mar, de recónditas islas o de laboratorios secretos dispuestas a derruir todo edificio que se les ponga por delante y a devorar cuantos humanos aparezcan a su paso…
Presentación y componentes
Publicado por la editorial francesa Iello –aunque ha contado con versiones en otros países, incluida una próxima en castellano por parte de Homo Ludicus– y firmado nada menos que por Richard Gardfield, el creador del célebre Magic, King of Tokyo es un juego muy sencillito, casi infantil, claramente pensado para jugadores jóvenes o poco exigentes, o simplemente para aquellos más veteranos y más mayores que deseen llenar algún hueco entre partida y partida a títulos mas “serios”… lo que en los países de habla inglesa se ha dado en llamar un filler. La frugalidad del juego se compensa con la presentación verdaderamente simpática y atractiva de sus componentes, que incluyen 6 figuras en cartón con otros tantos monstruos típicos del cine kaiju y de serie B que se sitúan sobre una peana de plástico, sendas tarjetas para ellos en donde, por medio de una rueda giratoria, señalaremos la vida que les queda y los puntos de victoria que han conseguido, ocho originales dados que enseguida detallaré, cubitos de plástico verde transparente que representan energía, un mazo de 66 cartas, un pequeño y sencillo tablero, 28 marcadores redondos y, por supuesto, el reglamento. De las ilustraciones se ha encargado Benjamin Raynal, que ha dotado al juego de un aire manga y cartoon que no es especialmente de mi predilección, pero que en este caso tampoco se me hace desagradable y contribuye a dar a King of Tokyo ese aire desenfadado que tiene.
Objetivo y turnos
El objetivo de King of Tokyo es bien sencillo y evidente: erigirse en “monarca” de la capital de Japón, lo que se consigue principalmente a base de fuerza bruta, aunque hay otras alternativas. El primer monstruo que consiga 20 puntos de victoria o que derrote a todos sus antagonistas se alzará con este título. El turno de cada jugador comienza con una tirada de dados (normalmente 6, aunque pueden ser más debido a ciertas cartas). Estos dados especiales tienen lo siguiente en cada una de sus caras: un “1”, un “2”, un “3”, un corazón, una pisada y un rayo. Consiguiendo una combinación de tres números iguales se obtiene el número de puntos de victoria que marcan los dados (no sumados, sino el que tienen todos ellos repetido), y cada resultado adicional con esa cifra otorga un punto más (por ejemplo, tres “2” proporcionarían 2 puntos de victoria, y cada “2” adicional, otro punto más). Los rayos proporcionan cubos de energía, necesarios para comprar cartas (ver más adelante). Los corazones curan heridas provocadas por los oponentes, y las pisadas, por el contrario, hieren a los adversarios. En base a esto, el jugador escoge qué dados quiere quedarse y, los que no desea, puede volver a tirarlos una segunda vez. Nuevamente vuelve a decidir con cuáles de esta segunda tirada se queda y cuáles quiere repetir, e incluso puede volver a tirar dados que retuviera de la primera tirada. La tercera vez que lanza los dados es la última posible, y debe quedarse con lo que le haya salido y con cualquier dado que retuviera de tiradas anteriores.
El Kraken, con 1 punto de victoria, 8 de vida y tres cubos de energía |
Tras aplicar los dados según su utilidad, el jugador tiene la ocasión de comprar cualquier número de cartas de entre las tres expuestas, siempre que pueda pagarlas. Estas cartas se pagan con cubitos de energía, y proporcionan habilidades y ataques adicionales, puntos de victoria y un sinfín de ventajas. El jugador también puede pagar dos cubitos de energía para cambiar las tres cartas expuestas por otras tres nuevas. Mientras tenga cubitos, el jugador puede ir comprando cartas o cambiándolas según le convenga. El turno pasa entonces a otro jugador, que procede de idéntica manera.
Combate y control de Tokio
He dejado para el final cómo funciona el combate y para qué se usa el pequeño tablero del juego, prácticamente con una función simbólica. Hay dos posiciones en el juego claramente diferenciadas: los monstruos que están en Tokio, y los que están fuera. Los primeros siempre atacan a los segundos, y viceversa –pero los monstruos en un mismo “nivel” nunca se enfrentan entre ellos–. Tokio tiene dos posiciones: la ciudad de Tokio propiamente y –a partir de que jueguen cinco personas– la Bahía de Tokio. El primer jugador que saque resultados de ataque (pisadas) en los dados no inflige daño a nadie y pasa a ser el Rey de Tokio, colocando su figura en la casilla de la ciudad de Tokio. Estar en Tokio es tan tentador y productivo como peligroso, ya que el monstruo o monstruos que están allí reciben 1 punto de victoria por entrar y 2 más cada vez que empiecen el turno dentro. Sin embargo, mientras estén sobre el tablerito no pueden usar dados de corazones para curarse, además de que todos los oponentes fuera de Tokio van a estar atacándoles. En un momento dado, si un monstruo ve su vida peligrar (tanto el daño como los puntos de victoria se reflejan, claro está, en la tarjeta de cada monstruo), puede ceder su puesto a su atacante y salirse de Tokio.
De momento, el Cyber Bunny es el Rey de Tokio. Pero... ¿por cuánto tiempo? |
En resumen…
Como ya he adelantado, se alza con el triunfo en la partida el primer jugador que obtenga 20 puntos de victoria (mediante cartas, dados, dominando Tokio) o destruye a todos los demás monstruos. Hay, pues, varias opciones para resultar vencedor, como por ejemplo no atacar nunca y concentrarse en puntuar solamente por medio de los dados. Una sesión suele durar entre 15 y 30 minutos, dependiendo del número de jugadores (máximo 6). Algo cortito para mi gusto... Por lo demás, ya he adelantado un poco lo que me parece King of Tokyo: gracioso, simpático, desenfadado, pero no un juego intenso ni saciante para alguien que, como yo, prefiere cosas más largas y desafiantes. De todas maneras, está claro que Iello ha publicado este título para gente con menos ganas de complicarse, y en particular en mi grupo siempre viene bien para algún rato muerto… Ya he dicho que es un filler, ¿verdad?
¡Buena reseña! como tu comentas es un filler, pero es que a veces no se tiene un grupo como para sacar un imperial .. xD
ResponderEliminarA parte, como estés en tokyo y te salga una tirada bestia de zarpazos, el pique está asegurado ...
Ciao
¡Gracias! Pues la verdad es que a este juego se le saca más provecho con todos los jugadores (6). De lo contrario es cortísimo...
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