Monsters Menace America completa el doble programa lúdico-fílmico que inicié la semana pasada. El juego apareció por primera vez en 1998 como Monsters Ravage America, firmado por J. C. Connors y Ben Knight y editado por la nueva Avalon Hill: aquellos aficionados más veteranos recordarán que la mítica marca norteamericana que deleitó a los ludómanos durante casi cinco décadas fue adquirida por Hasbro aquel año. La empresa descatalogó rápidamente casi todo el descomunal surtido de su nueva compra y, desde entonces, la ha destinado a la publicación de tan sólo unos pocos juegos vistosos y comerciales pensados principalmente para un público juvenil. El título que revisamos no es una excepción, y fue lo primero que me echó atrás de él a la hora de adquirirlo cuando salió a la venta en su versión revisada en 2005, ya con el nombre con el que se le conoce en la actualidad. Estuve tentado de comprarlo varias veces y, aunque ya ha sido descatalogado, el año pasado pude por fin hacerme con una copia de segunda mano muy bien cuidada y por un precio muy asequible…
Planteamiento
Si King of Tokyo nos remitía a las clásicas películas japonesas de monstruos, Monsters Menace America nos traslada a los entrañables filmes norteamericanos de serie B y Z de los años 50: mantis gigantes, mutaciones atómicas y estrafalarios extraterrestres son los principales protagonistas de este juego, sin faltar por ellos clásicos como los mismísimos King Kong y Godzilla, aunque con diferentes nombres. Cada uno de los 4 jugadores posibles en este juego elige una de estas seis criaturas disponibles y se dispone a arrasar los EE.UU., destruyendo cuantas ciudades y ejércitos se interpongan a su paso y creciendo en poder y tamaño hasta ser capaz de enfrentarse a los demás monstruos rivales y, sí: también erigirse en Rey de los Monstruos Gigantes.
Los simpáticos protagonistas del juego |
La Guardia Nacional (naranja) y los Marines (rojo) refuerzan la Costa Este para frenar a Tomanagi |
El desarrollo del turno es sencillo: el monstruo mueve (también el ejército del jugador), se detiene si se topa con unidades militares (no es posible entrar a la casilla de otro monstruo hasta el final, véase), las combate y, finalmente, si resulta vencedor, puede aprovechar las posibles ventajas del hexágono en el que se encuentra: recibirá puntos de vida si es una ciudad (pudiendo así aumentar su número inicial), destruirá unidades militares si ataca a un cuartel (no es necesario que estén en él), ganará Fichas de Infamia haciendo añicos lugares famosos del país como Graceland o el Monte Rushmore y, una de las opciones más interesantes: tendrá la opción de mutar y adquirir nuevos y sorprendentes poderes si acaba su turno en uno de los hexágonos destinados a ello (este poder se coge al azar de un mazo de cartas). Como última acción, el jugador podrá reclutar nuevas unidades militares o robar una carta de Investigación, que a la manera de las de Mutación, otorgan habilidades a las unidades militares. ¡Incluso es posible desarrollar a poderosos héroes como el Meca-Monstruo o el Capitán Colosal, que lucharán de parte de la humanidad!
Konk está destrozando todo a su paso. Tomagani dirige sus unidades hacia él. |
Izquierda: el jugador que lleva a Tomanagi elige también llevar el Ejército. Der.: Cartas de Mutación e Investigación, Fichas de Infamia y Marcadores de Pisada |
A medida que un monstruo vaya arrasando lo que encuentra a su paso, colocará marcadores de pisada en los hexágonos destruidos. Aquel monstruo que coloque el último (hay siempre un número prefijado según los jugadores) podrá iniciar normalmente la fase final de la partida: El Desafío de los Monstruos. Este combate definitivo es también fácil: los monstruos se enfrentarán entre sí, y uno a uno, hasta que haya un único superviviente, el ganador de la partida. Es este un buen momento para usar las fichas de infamia que hayamos acumulado durante la partida (aunque también se pueden usar a lo largo de ésta en los combates normales contra el ejército): cada una de ellas nos otorgará un ataque extra.
Los monstruos derrotados acaban en Hollywood como atracción, pero sólo hasta que recuperen sus fuerzas y puedan escapar... |
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