Seguimos con Uwe Rosenberg y su “Trilogía de
la cosecha”, aunque la estamos revisando en orden inverso a como apareció, ya
que Le
Havre fue comercializado una año antes que At the Gates of Loyang, la anterior entrada, es decir, en 2008. La
edición original fue obra de Lookout Games, mientras que la española se la
tenemos que agradecer a HomoLudicus. De todas maneras, y como es habitual en la
mayoría de eurogames, los textos en los componentes son escasos, con la
salvedad de alguna breve instrucción en las cartas y el tablero. Yo mismo no
pude esperar a que saliera traducido y compré la versión en inglés.
Objetivo y turno
Por supuesto, el juego nos transporta a la
ciudad francesa que le da nombre, y más concretamente a su puerto, en una época
que se adivina sobre principios del siglo XX, aunque eso no es especialmente
importante en el juego y no va más allá de las sencillas y simpáticas
ilustraciones de Klemens Franz. El objetivo común de los jugadores será
expandir el comercio de la ciudad y ampliarla creando nuevos edificios
industriales, comerciales, culturales y de otros tipos, así como ampliar la
flota comercial local; pero, no nos equivoquemos: en última instancia, lo que
nos interesará será quedar por encima de nuestros colegas/oponentes en este
cometido: la suma del valor económico de nuestros edificios y barcos, más las
monedas que conservemos al final de la partida será lo que decida nuestra
victoria.
El turno es bien sencillo: cada jugador
dispone de un peón de madera con forma de barco que desplaza a la primera
casilla vacía (de izquierda a derecha) de una zona del tablero que representa
un canal. La primera vez que se cae en cada una de ellas (hay 7) se revela la ficha
que hay en ella, ya que la distribución de éstas en cada partida es al azar.
Posteriormente, las fichas permanecen descubiertas y en su lugar de origen para
toda la partida. Cada vez que entra un barco de un jugador a una de estas
casillas se añaden a la zona inferior del tablero las dos mercancías diferentes
dibujadas en la ficha. Esta zona representa espacios (embarcaderos) donde se
van almacenando separadamente dichas mercancías (peces, ganado vacuno, trigo,
madera, arcilla, tubos de metal) y las monedas (esta casilla representa la paga
de los trabajadores). En la zona del tablero que hay por encima del canal se colocan
el resto de fichas de cada tipo en diferentes espacios, formando una reserva.
Hay otras dos mercancías o materias más que no salen en los embarcaderos:
carbón y pieles, que podremos conseguir de otras maneras.
Acciones y
edificios
El Ayuntamiento ofrece siempre edificios en los que realizar acciones |
Los jugadores tienen dos formas de adquirir
nuevos edificios: comprándolos directamente con dinero, lo que pueden hacer de
la oferta de 3 de ellos cada vez que hay en la parte superior del tablero (también
se pueden comprar los del ayuntamiento) o pagándolos en material (especificado
en la propia carta: ladrillos, madera, metal…), lo que suele se más barato,
pero más costoso en tiempo porque se necesitan turnos para ir consiguiendo las
fichas adecuadas. Además, al ser necesario el uso de nuestra ficha para esta
última opción, sólo podremos construir un edificio valiéndonos de materiales,
mientras que con dinero podemos comprar cuantos queramos, aunque este recurso
no suele abundar en el juego. También es posible vender nuestros edificios al
ayuntamiento por un valor inferior.
Final de ronda y
barcos
En su zona, cada jugador organiza edificios, barcos, fichas, comida y dinero |
Poco más hay que contar de Le Havre; las pautas y estructura
general de la partida son sencillas, las estrategias y posibilidades, enormes.
De hecho, el juego puede hacerse un tanto denso hacia su parte final por la
aglomeración de edificios de los que disponen jugadores y ayuntamiento, aunque
para mí esto no es una pega; al contrario, este fue mi segundo juego de Uwe
Rosenberg y me gustó casi tanto como Agrícola.
Aunque no tiene todas esas simpáticas maderitas de su predecesor, sí que tiene
un montón de fichas la mar de cucas y me pirran igualmente. Para algunos
jugadores más modernos, creo que debo advertir que el juego se puede hacer un
poco largo: cosa de 3 horas con 4 o 5 participantes. Para mí, que vengo de una
generación acostumbrada a los títulos de Avalon Hill, esto no supone ningún
problema; todo lo contrario: me gusta que el juego dé para una tarde entera. No
obstante, como ya he dicho, existe la posibilidad de usar una versión más
corta.
Le Havre ha tenido hasta el momento dos
expansiones: Le Grand Hammeau (2010),
un mazo de nuevas cartas de edificio, y The
Inland Port (2012), en realidad una versión del juego para 2 jugadores
totalmente independiente.
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