viernes, 12 de julio de 2013

Puerto Rico

El mes pasado reseñaba Caylus destacándolo como uno de los pilares del eurogame, y aquí tenemos otro juego que no le anda a la zaga: Puerto Rico, publicado en 2002 por la casa alemana Alea, no es sólo uno de los más populares títulos de su género, sino también uno de los pioneros de esa modalidad y posiblemente el primero, o uno de los primeros, en inaugurar la larga lista de juegos que llevan en su título el nombre de un país, de una ciudad o de una isla.

En mi caso particular, este trabajo de Andreas Seyfarth sí fue mi uno de mis primeros contactos con los eurogames, al menos de una manera consciente (creo que antes ya tenía el Cuba). Bien es cierto que no lo compré nada más aparecer, sino cuando se comercializó la edición española de Devir en 2008 o poco más tarde.

En nuestro tablero de jugador emplazaremos nuestros edificios, plantaciones y canteras

Puerto Rico nos pone una vez más en la piel de empresarios, terratenientes o hacendados, naturalmente, en plena época de colonización del país que le da título (siglos XVI-XVII). Pueden participar hasta cinco jugadores, y cada uno de ellos recibe un tablero idéntico –que representa San Juan y sus alrededores– con espacio para 12 edificios y 12 plantaciones, así como para depositar el dinero, los puntos de victoria y las mercancías. En el centro de la mesa, al alcance de todos, se coloca un tablero común que alberga los edificios que se pueden comprar y el banco.

Los roles disponibles y la tarjeta de Gobernador
Se empieza la partida con un jugador escogido al azar que recibe la tarjeta de Gobernador. Comenzando por ese jugador, y siguiendo con el resto de sus compañeros de izquierda a derecha, todos elegirán uno de los posibles roles del juego (hay seis básicos para tres jugadores más dos extras que se añaden con cuatro y cinco participantes). Cada carta de personaje nos permitirá realizar una acción, pero, atención, porque al elegir a ese personaje, también les estaremos dando a nuestros contrincantes la posibilidad de usarlo, con lo que es importante considerar nuestra elección y sopesar si nos va a ser más beneficiosa a nosotros o a nuestros rivales. Eso sí: el jugador que elige una carta de personaje siempre recibe una pequeña ventaja extra por haberlo hecho. Cuando todos los jugadores han elegido carta (y, por lo tanto, sus compañeros han tenido también la oportunidad de usarla), se acaba el turno y se pasa la carta de Gobernador/Jugador inicial a la persona de la izquierda del Gobernador actual.

Tablero central con los edificios y el banco
Los personajes básicos son el Alcalde, el Mercader, el Capataz, el Colonizador, el Constructor y el Capitán. Con más de tres jugadores entran en juego los Buscadores de oro, que conceden una moneda únicamente al jugador que los elige (es el único personaje que no pueden aprovechar el resto de jugadores). Cada uno de estos roles nos va a permitir una acción concreta dentro del proceso de producción que entraña el juego y que va a ser nuestro cometido principal: deberemos conseguir plantaciones, gente que las trabaje, explotar sus recursos y, finalmente, exportarlos para recibir los preciados puntos de victoria. También tenemos a nuestra disposición una serie de edificios que podremos erigir y que nos aportarán variadísimas ventajas. Hay que saber escoger bien tanto nuestro personaje como los que les dejamos a los demás, de los que siempre vamos a intentar poder aprovecharnos. Por ejemplo, el Alcalde trae nuevos “colonos” (nosotros siempre bromeamos sobre estos personajes por lo sospechoso de su color…) del barco de colonos que se reparten equitativamente entre los jugadores, y, además, recibe un colono extra. Los colonos son esenciales para poder usar plantaciones, canteras y edificios ya que, si no los hay en ellos (los círculos blancos que vemos en las losetas), no pueden hacerse funcionar. El Mercader puede vender a la Casa de Comercio, obteniendo una moneda extra por su venta, el Constructor puede construir un edificio por un doblón menos, etc, etc. El personaje más decisivo es quizá el Capitán, pues es el que nos permite embarcar mercancías en alguno/s de los barcos disponibles y obtener a cambio los preciados puntos de victoria. Sólo se puede embarcar una mercancía (color) cada vez, en cualquier cantidad dentro del límite de las bodegas, y no puede haber dos barcos con la misma mercancía. En esta fase es esencial calcular bien nuestra jugada para poder cargar más barriles que los demás y para no perder ninguno, pues de los que nos sobren al final sólo podremos conservar uno hasta que consigamos edificios especiales como el Muelle o el Almacén. Los jugadores alternan la carga de mercancías hasta que ya no más es posible, y los barcos completos zarpan y se vacían.

Barcos, Casa de comercio y fichas de puntos de victoria
El final de la partida se puede producir por tres circunstancias: se agotan los colonos y no es posible rellenar el barco de colonos en la fase del Alcalde (la más común), se agotan los puntos de victoria disponibles, o un jugador rellena sus doce casillas de ciudad con edificios. Nótese que la cantidad de colonos y fichas de puntos de victoria varía conforme al número de participantes. En este momento, los jugadores revelan estas fichas (que se mantienen ocultas cuando se ganan) y suman los puntos proporcionados por sus edificios. Cinco edificios concretos que ocupan doble espacio en el tablero de jugador otorgan bonificaciones extra en función de nuestros colonos, edificios, plantaciones, etc.

Variantes y reediciones de Puerto Rico
Un juego muy ameno, razonablemente sencillo, y visualmente agradable (pese a que las fichas de edificio no tienen ilustración alguna en la primera versión) que sin duda propondría como candidato ideal para escoger si alguien no iniciado en los eurogames me preguntara por uno para empezar. Por supuesto, con sus ya trece años de existencia, Puerto Rico cuenta con variantes (el juego de cartas San Juan), expansiones, una edición especial 10º aniversario y una reedición del pasado 2012 con….. Lo considero obligatorio en cualquier ludoteca moderna. El único pero que le pongo es que le echo en falta media horita más de duración (teóricamente dura 150 minutos, pero muchas veces no llega a tanto), y que no tiene demasiada variedad y puede cansar un poco jugarlo seguido, especialmente con jugadores que repiten siempre las mismas mecánicas y estrategias tan infalibles como hastiantes.

1 comentario:

  1. Puerto Rico he tenido la ocasión de jugarlo unas dos veces, y lo considero un juego de gestión avanzado, si bien, creo, no es difícil de jugar, pero si de cogerlo al principio y saber por donde tirar con tus acciones.

    Al igual que Agrícola, que éste ya es desbordante a cuanto a cosas a poder hacer. Para una o dos veces que también lo probé, también fue una locura.

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