lunes, 16 de marzo de 2015

La leyenda del Quinto Jugador (o, La maldición del onanismo lúdico)

Muchos creen que sólo es una leyenda urbana, fruto de la ingenuidad y de la imaginación popular, pero algunos aseguran que es cierto, que hay gente que lo ha visto: dicen que, en las noches de luna llena, cuando un grupo desesperado lo necesita, se les aparece “el quinto jugador”, y ayuda a estos desvalidos entusiastas de los juegos de tablero a completar su partida, permaneciendo con ellos el tiempo necesario para esto. Después, sin más dilación, el Quinto Jugador se desvanece, posiblemente para volver a aparecer en otra parte del planeta donde su presencia pueda ser requerida…


Bromas aparte, lo que me ha motivado a redactar esta entrada es la triste constatación, en estos últimos años, de algo que tan sólo un tiempo antes de ese período jamás me hubiera planteado: la cada vez más acusada escasez de personal con el que jugar. Crecí en una época –los años 80– en la que no había mucha dificultad para reunir a gente con la que compartir una partida a un juego de tablero. Y hablo de unos tiempos en que la mayoría de ellos requerían 6 jugadores normalmente, e incluso los había de 7 y 8. Después llegaron los años en que montamos nuestro club, y en él era raro que no encontraras gente dispuesta a unírsete a cualquier propuesta lúdica. A veces bastaba con que pusieras un cartel en el tablón de anuncios de nuestro local convocando el evento, otras simplemente se improvisaba, pero era raro que al menos no encontraras a 4 o 5 personas dispuestas a compartir un buen rato alrededor de una mesa…

Ya en nuestro siglo XXI, y a pesar de no contar ya con una asociación local, durante algunos años tampoco fue impensable ni atípico seguir pudiendo contar con personas aficionadas a tu mismo hobby para montar partidas, aunque la cantidad máxima de participantes que los nuevos juegos pedían se había ido reduciendo a 5 y 4 participantes consecutivamente… Hasta ese número tan absolutamente normal en otros tiempos parece que cuesta bastante de encontrar ahora. Muchas de las razones que explican esta “deserción lúdica” son obvias: las personas de mi generación con las que crecí y jugué nos hemos hecho mayores, y otras responsabilidades como la familia o el trabajo se han antepuesto comprensiblemente a los juegos; esto implica mucho menos disponibilidad para las partidas e, incluso en algunos casos, el total abandono del hobby. Por supuesto, luego también está esa “endogamia” –antes también impensable– de la que habló un compañero en cierta ocasión, y que dio lugar a mi antiguo artículo ¿Somos los jugadores insociables?; es decir: que en nuestro hobby hay pequeños grupitos que no quieren ni abrirse ni jugar con otras formaciones diferentes. Esto es para mí un hecho claro y constatado.

Sea como fuere, el caso es que, en los últimos años, como comentaba al principio de esta entrada, me he encontrado con la imposibilidad de jugar muchos juegos de una manera “decente” muy a menudo, y por “decente” yo entiendo con el número apropiado de jugadores, que para mí en la mayoría de los casos suele ser el máximo que permite un juego, normalmente 4 o 5. Tengo claro que a algunos juegos no se puede jugar bien sin alcanzar esta cantidad deseable, ya que las mecánicas de dichos títulos te obligan a asumir el mando de varias facciones a la vez o de sustituir a los jugadores ausentes por “robots” o mecánicas automáticas que de alguna manera hagan las veces de los participantes que faltan para completar la partida. Ninguna de estas opciones me gusta y, a menudo, me parecen muy forzadas.

Todo esto me lleva a la última parte de esta reflexión escrita, aquello que, humorísticamente, he dado en llamar “onanismo lúdico”; otro hecho del que he cobrado consciencia en años recientes y que para mí hubiese sido tan increíble como absurdo en épocas más óptimas: la cada vez más creciente incorporación en los juegos de tablero de opciones para jugarlos en solitario; incluso la aparición de títulos que no admiten más que a un único jugador. Esto de primeras ya es para mí una absoluta contradicción en el hobby, puesto que una de las cosas que para mí siempre ha sido más atractiva en él es la posibilidad de juntarte con otras personas, desocializar, divertirte y compartir una pasión común. No en vano se habla de “juegos de sociedad” al referirse a estos productos que nos gustan tanto. ¿Qué sentido tienen, pues, los juegos de tablero en solitario? Para mí ninguno; puedo aceptar que se prueben de uvas a peras, pero entiendo que están faltando a uno de los principios del hobby, que es para mí es esa comentada socialización que conlleva….

En fin, hoy tocaba ponerse “serios” y plantear unas cuantas cuestiones en lugar de reseñar ningún título nuevo. Me gustaría conocer la opinión de otros amigos al respecto…

6 comentarios:

  1. buenas!

    Por otra parte, esta la proliferacion de partidas de Rol por hangout (no se cuantos se juntan) del tipo, tenemos 2 horas para jugar a rol de 22 a 00; Pero desde casa.
    Para mi se tiende al juego en pareja, tanto sentimental como de juego; juegos para dos personas. De ahi al juego en parejas, maximo 4 ya que te juntas con otra pareja de jugones y haces partidas alternas....

    a partir de 4 la cosa esta complicada. Con la tendencia moderna de Tienda (que ahora es un espacio ludico mas que comercial) creo que se fomenta el juego de 4 maximo para que haya diversidad de eleccion.

    Aun recuerdo una partida mitica del arkham horror con 8 jugadores y que tardaba 10 minutos en volver a ti la fase.....

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  2. Bueno, el famoso "downtime" o tiempo de espera daría para otro artículo. Algunos juegos como el Galactica lo solucionan muy bien haciendo participar a todos los jugadores en todos los turnos; Arkham Horror, desde luego, no era el ideal para tantos jugadores.
    En cuanto a juegos para 2 personas, para mí los wargames ofrecen mil opciones, pero entiendo que no son del gusto de todo el mundo.

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  3. Completamente de acuerdo con todo lo que dices en tu entrada. Yo tengo ya bastantes juegos sin estrenar o con apenas una partida por no poder juntar al número adecuado de jugadores, y tampoco entiendo lo de jugar en solitario (que aburrimiento, por Dios! Para eso te pones la play, no?).
    Además, para la gente que vivimos en ciudades pequeñas la cosa se pone todavía más complicada: en una ciudad grande es relativamente fácil encontrar grupos o clubes de juego, pero en lugares pequeños somos los que somos y ya.
    Tema interesante. Saludos!!

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  4. ¡Gracias, mapanico! Yo también abogo por la Play para los ratos de soledad lúdica... ;)

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  5. Primero de todo agradecerte tu tiempo a mantener este blog.
    Yo voy a discrepar en algo. Tengo 44 y también crecí en los 80s, pero en una ciudad pequeñita, y encontrar jugadores siempre ha sido un suplicio, tuvimos la fortuna de ser 5 amigos y poder jugar mucho a Rol (y al Imperio Cobra con reglas completamente readaptadas), en los 80s.
    Ahora tengo un montón de juegos de tablero, antes tenía más wargames y podía jugar con mi hermano, pero para jugar con más gente, me cuesta horrorores convencer a los amigos de ahora.
    Donde voy a discrepar en los juegos en solitario, yo no juego por sociabilizar, prefiero para ello tomarme unas cañas o preparamos una paella y nos centramos en las conversaciones que queremos. Juego porque me gusta el juego en sí, y si el solitario está bien organizado, lo disfruto mucho más, porque me identifico dentro de él y me sumerjo.
    No tengo Play porque siempre he sido malisimo en los juegos de habilidad, juego en el ordenador a juegos de estrategia por turnos, o managers y le echo muuuchas horas a veces, cuanto más sesudo más me engancha.
    Pero en fin que para gustos colores, solo quería aportar otra visión sobre el tema.
    Un saludo!

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  6. Hola, Pepe:
    Y tu visión es muy bienvenida aunque no coincida con la mía. Para mí sí que ha sido siempre importante el componente social en los juegos. ¡Además nuestras partidas incluyen salidas al bar para charrar y tomarse esas cañas!
    Respecto a la Play, quien dice Play dice videojuegos en cualquier soporte, pero yo siempre preferiré el tablero y las fichas antes que ningún juego virtual, aunque creo que todo tiene su momento.
    Un saludo y gracias por tu comentario ;)

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