miércoles, 7 de noviembre de 2012

At the Gates of Loyang

El tremendo éxito de Agrícola en 2007 y de Le Havre un año más tarde propicia que el autor de ambos, Uwe Rosenberg, recupere y publique, a través de Hall Games en su primera edición, un proyecto anterior a los otros dos juegos que no había visto aún la luz: At the Gates of Loyang, que ve la luz en 2009. Como es habitual en Rosenberg, nos encontramos de nuevo con un eurogame con campesinos, sembrados, ventas y compras y un montón de simpáticos “vegemeeples” (piezas de madera representando verduras y hortalizas). La diferencia más destacable con otras obras del autor es que esta vez se ambienta en la China de unos siglos atrás, en la ciudad que da título al juego, en lugar de la más habitual Europa de otros trabajos de Uwe. También será el primero de los juegos “de caja grande” del diseñador alemán que baje su capacidad de jugadores de 5 a 4. La duración de una partida es de unas 2 horas o poco más, y lo ilustra el colaborador habitual de Rosenberg Klemens Franz.

No hay exactamente un “tablero” en Loyang, todo lo más, una curiosa pieza en forma de “T” alrededor de la cual los jugadores estructuran y ordenan sus cartas y componentes. En dicha pieza encontramos nuestra tienda personal, que inicialmente está casi repleta de verduras, nuestro “Contador de prosperidad” (puntos de victoria), y alrededor de ella situaremos los campos, el carro/almacén y todas las demás cartas que veremos.

Cada jugador organiza sus cartas y piezas en torno a este tablero en forma de "T"

Todos los jugadores comienzan con un campo original totalmente repleto que hace también las veces de contador de turno, pues tiene 9 casillas y esa cantidad son los turnos que tiene el juego. Al comienzo de cada uno de éstos menos el último, robaremos otro campo más de nuestro mazo de campos particular. Estos pueden tener de 3 a 6 casillas que podremos sembrar de vegetales, aunque no todos los campos aceptan cualquier tipo de vegetal, siendo los de menos casillas los que permiten los vegetales más caros y raros, como puerros y judías. También al comienzo de cada turno recogemos exactamente un vegetal de cada campo que tengamos sembrado, dejándolos, de momento, en nuestra carta de carro.

Tras estos preparativos, llega una Fase de Distribución que será muy importante en las estrategias personales de los jugadores, ya que se reparte a cada uno 4 cartas y se inicia un proceso de selección al final del cual cada participante jugará en su tablero un total de 2 de ellas. En el sentido de las agujas del reloj, cada jugador puede decidir entre dejar una de sus cartas en una zona común provisional llamada “Patio”, o jugar una carta de su mano y otra del patio, siempre en esta combinación: no es posible jugar dos de la mano o dos del patio, por lo que a veces tendremos que deshacernos de cartas que nos resultan útiles e interesantes, o arriesgarnos a dejarlas en el patio primero para poder cogerlas después. Otras veces, por el contrario, si esperamos tendremos la posibilidad de hacernos con buenas cartas que otros jugadores dejen en el patio. Como se ha dicho, al final de esta fase, cada jugador habrá jugado 2 cartas nuevas en su tablero.

Calabazas, judías, puerros, trigo... ¡montones de vegemeeples!

Las cartas de Loyang son esenciales y bien merecen una pequeña explicación detallada. Las hay de 5 tipos: nuevos campos que, como los normales que recibimos cada turno, nos van a permitir sembrar más vegetales (sólo que los del mazo hay que pagarlos), puestos de mercado, que situaremos en nuestra zona y nos permitirán cambiar vegetales que ya tengamos por otros de otro tipo que nos haga falta, clientes habituales y clientes ocasionales. Los últimos nos pedirán tres tipos de alimentos (pueden ser repetidos) y, una vez servidos, nos otorgarán un cantidad de puntos variable según el cliente y que puede verse modificada en función de la cantidad de clientes habituales que tengamos (si hay más de estos últimos que de los ocasionales, cobraremos más por los ocasionales). Los clientes habituales nos piden dos vegetales –siempre los mismos– durante cuatro turnos seguidos, pagándonos una cantidad creciente a cada turno que se los servimos. Sin embargo, si en cualquier turno dejamos de proporcionárselos, se le da la vuelta a su lado rojo a un marcador de satisfacción que tienen y, a partir de entonces, cada vez que no les sirvamos, nos veremos obligados a pagarles 2 monedas. Siempre es posible pedir préstamos, pero éstos retrasarán nuestro avance en el contador de puntos de victoria al final de la partida.

Las cartas de Ayudantes, por último, nos presentan a una serie de personajes –contable, criada, repartidor, comerciante…– que nos permitirán saltarnos algunas reglas de manera ocasional y realizar, por lo general, acciones más atípicas: coger vegetales de campos y puestos de mercado de otros jugadores, comprar cartas gratis, etc.

Partida de 3 jugadores

La siguiente fase es la principal: la Fase de Acción, en la que podremos vender o comprar vegetales de nuestra tienda al carro y viceversa, sembrar nuevos campos –algo esencial para poder tener recursos en todos los turnos–, servir a nuestros clientes, comprar nuevas cartas del mazo, utilizar ayudantes, usar puestos de mercado y, finalmente, “comprar” pasos en el Camino de la Prosperidad: el primer paso siempre cuesta 1 moneda, cada uno de los siguientes cuesta tantas monedas como indica la próxima casilla a la que debamos avanzar, estando numerado el contador desde el 1 hasta el 20. Así, si estamos en la casilla 4 y queremos avanzar hasta la 6, pagaremos un total de 7 monedas: 1 moneda por situarnos en la casilla 5, y 6 por la casilla 6. Cada turno menos el último acaba ajustando nuestro stock de vegetales a las capacidades de nuestro almacén, 1 sola pieza normalmente, pero que puede modificarse pagando 2 monedas para conservar hasta 4.

Tras 9 turnos, se alcanza el final de la partida y gana, como es de esperar, el jugador que haya situado su peón más arriba en el Camino de la Prosperidad. Se desempata con monedas y vegetales si llega el caso.

Como véis, y también he adelantado, un juego totalmente “en la línea” de Uwe Rosenberg –de hecho, se ha bautizado como “Trilogía de la Cosecha” al triángulo formado por Loyang, Agrícola y Le Havre–, normalmente considerado algo inferior a los otros dos, pero también muy divertido y recomendable. No ha sido traducido al castellano, pero el único texto que tiene es el de las cartas de ayudantes, y las podéis encontrar en español en la BGG y en la BSK.

2 comentarios:

  1. Además, desde hace unos meses se puede jugar en yucata.de. Aunque no se puede comparar con las partidas en vivo, yo llevo un vicio...

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  2. ¡Demasiado frías y asépticas! ¡Y no hay maderitas!

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