Con mucho más retraso del que suele ser
habitual en Edge Entertainment (más de un año)
nos llega la edición en castellano de Banners of War,
la primera expansión para Runewars de Fantasy
Flight Games (ver reseña aquí).
Mientras que este último es obra de Corey Konieczka, el suplemento se lo
debemos a Andrew Meredith. Recordemos que se
trata de un completo juego ambientado en el mundo de fantasía de Terrinoth en
el que hasta 4 ejércitos se enfrentan entre ellos mientras intentan hacerse con
las codiciadas Runas de Dragón que les darán la victoria. Criaturas de todo
tipo, fortalezas y ciudades, héroes y tesoros son algunos de los muchos
elementos que componen Runewars.
A priori lo que más llama la atención de Estandartes de Guerra e invita a su
compra son las nuevos tipos de miniaturas (dos para cada raza), la posibilidad
de mejorarlas a éstas y a las ya disponibles en el juego original, y la opción
de que los héroes lideren los ejércitos, aunque hay muchos más complementos en
esta expansión, como nuevos héroes y losetas y más cartas de casi todos los
tipos para añadir a los mazos que teníamos previamente. También cabe la posibilidad
de modificar ligeramente el objetivo final de la partida, que sigue siendo el
conseguir 6 Runas de Dragón, aunque ahora éstas no nos dan la victoria
inmediata: una vez en nuestro poder, las debemos mostrar a los oponentes y se jugará
entonces otro año más (cuatro turnos, salvo que se alcance el final del séptimo
año, momento en que acaba la partida). Esta variación de la victoria da pues
oportunidad al resto de jugadores de intentar superar al aparente ganador o de
fastidiarle su triunfo quitándole runas.
Hay también una nueva Carta de Orden, Guarnición, que aumenta el mazo correspondiente
a nueve posibles jugadas. Básicamente, esta orden da un beneficio al defender
en batalla, y la posibilidad de reclutar nuevas unidades si se juega la primera
de un año.
Las mencionadas cartas de desarrollo
mejorarán nuestras unidades o algunas particularidades de nuestro reino
(incluidas las defensas de nuestra capital) a cambio del pago de ciertos
recursos, mientras que los héroes Comandantes que lideren nuestros ejércitos
aportarán alguna ventaja a las batallas. Muchas de estas reglas son opcionales,
y sólo se utilizan si los jugadores lo deciden.
Aunque puede ser un poco pronto para emitir
un juicio sobre Estandartes de guerra
tras tan sólo una partida ese pasado domingo, he de decir que mi sensación
general sobre la expansión (y, no estoy seguro, pero posiblemente también la de
mis compañeros) fue la de decepción. Decepción porque muchos de los nuevos
elementos no son tan interesantes o espectaculares como cabría esperar ni
parecen aportar importantes cambios y mejoras al juego original. No acabo de
encontrarle demasiado sentido a la nueva orden de Guarnición (que, muchas veces, se va a jugar inútilmente), ni a los
desarrollos de las criaturas, ni a los nuevos tipos de miniaturas (los poderes
de algunas de ellas parecen poco útiles o incluso perjudiciales, como es el
caso de las Hermanas de Sangre de los Uthuk, que deben destruirse a sí mismas
para eliminar a una unidad enemiga). Además, muchas de las nuevas reglas que
pueden usarse con las cartas originales de orden no aparecen detalladas en éstas
(supongo que lo harán en la segunda edición de Runewars, pero yo no voy a comprarla), lo que ocasiona cierta confusión al tener que recordarlas de
memoria, cosa que, junto a algunas reglas nuevas, enmaraña un poco el transcurso
del juego. En general, sólo me satisface de Estandartes… que se aumenten los mazos originales con más cartas,
así como que haya nuevas losetas, aunque una de éstas ya adolece de la
modificación que tendrá la mencionada nueva versión de Runewars, que sustituye las montañas de plástico de las losetas por
dibujos de aquellas en las piezas que conforman el tablero. Mezclar esto con la
edición original queda sencillamente feo para mi gusto.
A todas estas pegas hay que ponerle también
la del coste de la expansión, 50 euros, que entiendo que Edge no habrá decidido
por gusto, sino obligada por las condiciones del mercado, pero que no es un
precio precisamente atractivo para un suplemento de un juego. En resumidas
cuentas, no me quedo del todo convencido sobre el interés y valía de Estandartes de guerra, y es posible que hasta
considere su reventa…
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