martes, 29 de enero de 2013

Runewars: Estandartes de guerra

Con mucho más retraso del que suele ser habitual en Edge Entertainment (más de un año) nos llega la edición en castellano de Banners of War, la primera expansión para Runewars de Fantasy Flight Games (ver reseña aquí). Mientras que este último es obra de Corey Konieczka, el suplemento se lo debemos a Andrew Meredith. Recordemos que se trata de un completo juego ambientado en el mundo de fantasía de Terrinoth en el que hasta 4 ejércitos se enfrentan entre ellos mientras intentan hacerse con las codiciadas Runas de Dragón que les darán la victoria. Criaturas de todo tipo, fortalezas y ciudades, héroes y tesoros son algunos de los muchos elementos que componen Runewars.

A priori lo que más llama la atención de Estandartes de Guerra e invita a su compra son las nuevos tipos de miniaturas (dos para cada raza), la posibilidad de mejorarlas a éstas y a las ya disponibles en el juego original, y la opción de que los héroes lideren los ejércitos, aunque hay muchos más complementos en esta expansión, como nuevos héroes y losetas y más cartas de casi todos los tipos para añadir a los mazos que teníamos previamente. También cabe la posibilidad de modificar ligeramente el objetivo final de la partida, que sigue siendo el conseguir 6 Runas de Dragón, aunque ahora éstas no nos dan la victoria inmediata: una vez en nuestro poder, las debemos mostrar a los oponentes y se jugará entonces otro año más (cuatro turnos, salvo que se alcance el final del séptimo año, momento en que acaba la partida). Esta variación de la victoria da pues oportunidad al resto de jugadores de intentar superar al aparente ganador o de fastidiarle su triunfo quitándole runas.


Hay también una nueva Carta de Orden, Guarnición, que aumenta el mazo correspondiente a nueve posibles jugadas. Básicamente, esta orden da un beneficio al defender en batalla, y la posibilidad de reclutar nuevas unidades si se juega la primera de un año.

Las mencionadas cartas de desarrollo mejorarán nuestras unidades o algunas particularidades de nuestro reino (incluidas las defensas de nuestra capital) a cambio del pago de ciertos recursos, mientras que los héroes Comandantes que lideren nuestros ejércitos aportarán alguna ventaja a las batallas. Muchas de estas reglas son opcionales, y sólo se utilizan si los jugadores lo deciden.

Aunque puede ser un poco pronto para emitir un juicio sobre Estandartes de guerra tras tan sólo una partida ese pasado domingo, he de decir que mi sensación general sobre la expansión (y, no estoy seguro, pero posiblemente también la de mis compañeros) fue la de decepción. Decepción porque muchos de los nuevos elementos no son tan interesantes o espectaculares como cabría esperar ni parecen aportar importantes cambios y mejoras al juego original. No acabo de encontrarle demasiado sentido a la nueva orden de Guarnición (que, muchas veces, se va a jugar inútilmente), ni a los desarrollos de las criaturas, ni a los nuevos tipos de miniaturas (los poderes de algunas de ellas parecen poco útiles o incluso perjudiciales, como es el caso de las Hermanas de Sangre de los Uthuk, que deben destruirse a sí mismas para eliminar a una unidad enemiga). Además, muchas de las nuevas reglas que pueden usarse con las cartas originales de orden no aparecen detalladas en éstas (supongo que lo harán en la segunda edición de Runewars, pero yo no voy a comprarla), lo que ocasiona  cierta confusión al tener que recordarlas de memoria, cosa que, junto a algunas reglas nuevas, enmaraña un poco el transcurso del juego. En general, sólo me satisface de Estandartes… que se aumenten los mazos originales con más cartas, así como que haya nuevas losetas, aunque una de éstas ya adolece de la modificación que tendrá la mencionada nueva versión de Runewars, que sustituye las montañas de plástico de las losetas por dibujos de aquellas en las piezas que conforman el tablero. Mezclar esto con la edición original queda sencillamente feo para mi gusto.

A todas estas pegas hay que ponerle también la del coste de la expansión, 50 euros, que entiendo que Edge no habrá decidido por gusto, sino obligada por las condiciones del mercado, pero que no es un precio precisamente atractivo para un suplemento de un juego. En resumidas cuentas, no me quedo del todo convencido sobre el interés y valía de Estandartes de guerra, y es posible que hasta considere su reventa…

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