Título: Shadows of Brimstone: Forbidden Fortress
Año: 2018
Autor: Jason C. Hill
Diseño gráfico: VV.AA.
Editor: Flying Frog Productions
Duración aprox.: 60-120 min.
Jugadores: 1-6
Dificultad: 2/5
Dependencia del idioma: Alta (cartas, reglamento y escenarios)
Sin lugar a dudas el masoquismo debe de tener una variante aplicable a los juegos de mesa que no ha sido aún reconocida ortodoxamente. Sólo así se explica que algunos de nosotros reincidamos en tipos de juegos, empresas o autores que no nos han convencido en el pasado, que decidamos dar una nueva oportunidad a ciertos títulos e incluso volver a comprarlos después de muchos años. A mí me ha ocurrido, y creo que sería fácil deducir que no he sido el único en el hobby que ha pasado por esta contradictoria experiencia. Hace pocos años llegué a adquirir las dos cajas básicas de Shadows of Brimstone (que reseñé aquí) y una de sus expansiones, Caverns of Cynder, y acabé vendiendo todo el lote, un poco decepcionado con la experiencia de jugar a la serie. Paradójicamente, ahora vuelvo a dejarme tentar por Forbidden Fortress, una nueva caja básica más o menos idéntica a las originales, excepto porque se ambienta en un marco temporal y geográfico diferente al de las anteriores: del Viejo Oeste decimonónico nos trasladamos al Japón Medieval. Esta nueva ambientación, y la oportunidad de adquirirlo muy cómodamente, han hecho que vuelva a “recaer” en otro producto de Jason C. Hill y de su empresa Flying Frog. La conclusión –ya la adelanto–, es que todo sigue más o menos igual, para bien o para mal. Todo depende de lo que te entusiasme o de lo que detestes la saga, o de la impresión positiva, negativa o indiferente que te haya dejado en el pasado.
Año: 2018
Autor: Jason C. Hill
Diseño gráfico: VV.AA.
Editor: Flying Frog Productions
Duración aprox.: 60-120 min.
Jugadores: 1-6
Dificultad: 2/5
Dependencia del idioma: Alta (cartas, reglamento y escenarios)
Sin lugar a dudas el masoquismo debe de tener una variante aplicable a los juegos de mesa que no ha sido aún reconocida ortodoxamente. Sólo así se explica que algunos de nosotros reincidamos en tipos de juegos, empresas o autores que no nos han convencido en el pasado, que decidamos dar una nueva oportunidad a ciertos títulos e incluso volver a comprarlos después de muchos años. A mí me ha ocurrido, y creo que sería fácil deducir que no he sido el único en el hobby que ha pasado por esta contradictoria experiencia. Hace pocos años llegué a adquirir las dos cajas básicas de Shadows of Brimstone (que reseñé aquí) y una de sus expansiones, Caverns of Cynder, y acabé vendiendo todo el lote, un poco decepcionado con la experiencia de jugar a la serie. Paradójicamente, ahora vuelvo a dejarme tentar por Forbidden Fortress, una nueva caja básica más o menos idéntica a las originales, excepto porque se ambienta en un marco temporal y geográfico diferente al de las anteriores: del Viejo Oeste decimonónico nos trasladamos al Japón Medieval. Esta nueva ambientación, y la oportunidad de adquirirlo muy cómodamente, han hecho que vuelva a “recaer” en otro producto de Jason C. Hill y de su empresa Flying Frog. La conclusión –ya la adelanto–, es que todo sigue más o menos igual, para bien o para mal. Todo depende de lo que te entusiasme o de lo que detestes la saga, o de la impresión positiva, negativa o indiferente que te haya dejado en el pasado.
Forbidden Fortress incluye losetas de enorme tamaño que no facilitan precisamente el tendido de la mazmorra. |
Efectivamente: más o menos todo lo que aparecía en las cajas originales de SoB vuelve a aparecer aquí, componente a componente, asumiendo, claro está, el cambio meramente estético que supone la nueva ambientación. En FF no tendremos vaqueros, indios y pistoleros, sino samuráis, ninjas, monjes y hechiceras. Los enemigos serán onis y otros típicos demonios nipones, como una harionago, guerreros resucitados o una enorme estatua viviente. Encontraremos, obviamente, menos combates y armas a distancia, pero poco más cambiará en esta nueva entrega de la saga. Incluso las misiones son las mismas que en City of the Ancients y Swamps of Death. También se nos sique ofreciendo la posibilidad del modo campaña, la fase de pueblo, etc, etc.
La conclusión a la que llegué en
su momento con esta serie no ha cambiado: a nivel puramente estético y de
presentación es impecable: maravillosas ilustraciones, buenas miniaturas,
componentes de calidad y en abundancia… Y, si la ambientación
fantástico-terrorífica es de tu gusto, en ese sentido el comprador de FF va a resultar muy
complacido. Ahora bien, este es el problema que le veo a todos los Brimstones,
y es que sus mecánicas están muy lejos de estar bien testadas y limadas: las
partidas serán enormemente dispares en lo relativo a la dificultad, cantidad de
enemigos, longitud de la mazmorra, duración, proporcionalidad de los combates…
Las losetas del mapa se sobrepondrán unas a otras constantemente, y nos
quedarán unas cuantas dudas sobre cómo usar determinados componentes (¿se conservan las cartas de objetos y
artefactos o vuelven siempre al mazo, por ejemplo?, ¿es razonable tener unos
combos increíbles de habilidades y tiradas?). Posiblemente el señor Hill ni se
plantee depurar este sistema que tan pingües beneficios debe estar aportándole (ya
hay en marcha nuevas versiones ambientadas en las épocas de los vikingos y de
los conquistadores españoles), ni sus más acérrimos seguidores tengan problema
en aceptarlo tal y como es, con esos defectos tan obvios, ni probablemente esta
serie de juegos esté pensada para jugadores como yo…
Admito que se puede pasar algunos
buenos ratos con Forbidden Fortress y
sus hermanos (por lo menos, hasta que los personajes suban demasiado de nivel y
todo se desborde, algo también habitual en la línea de juegos), y supongo que
lo mantendré algún tiempo en mi colección hasta decidir después si venderlo
también o no. En este hobby nuestro, lo bonito es variar entre tantísimas
opciones como tenemos y, de vez en cuando, se pueden dejar las cosas más
“serias” para echarse unas risas con cosas como los Brimstones…
¡Los héroes se enfrentan a los muertos deshonrados! |
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