Kings & Things es un juego al que ya le tenía
echado el ojo desde tiempo atrás y que he adquirido finalmente al dar con una edición alemana a
un precio irresistible. Fue diseñado por Doug Kaufman,
y publicado originalmente por Games Workshop/West End Games en 1986, y desde
entonces ha conocido varias ediciones diferentes hasta llegar a esta de Pegasus Spiele de 2010. Es, a su vez, un remake del
juego Kings of the Tabletop de Robert J. Kuntz y Tom Wham,
publicado por la revista Dragon en
1983, de ahí que los tres autores sean acreditados en las ediciones de Kings & Things. El regustillo a
juego ochentero es obvio desde el primer vistazo, y me es inevitable al verlo y
estudiar sus orígenes sentir cierta morriña por aquella época y por las marcas
que primero comercializaron el juego, que en aquel momento estaban en su apogeo
creativo
Uno “de
imperios”
De una manera resumida, Kings & Things es un juego “de imperios”, en el que cada
jugador (de 2 a 4, aunque se recomienda este último número) parte de un pequeño
territorio o reino e intenta, mediante la conquista y el sometimiento de las
tierras rivales, proclamarse emperador de un planeta imaginario llamado Kadab.
Hasta aquí, el juego no tendría mucho de original: es cierto que existen y,
sobre todo en los años 80, existían muchos juegos que partían de similar
propuesta. En ese sentido, Kings &
Things es un producto muy de su época. Lo que lo hace diferente a otros
juegos de parecida temática es su componente y presentación en clave de humor,
ya que en él nuestros ejércitos están compuestos por los más variados
personajes, animales y criaturas fantásticos: pingüinos asesinos, búfalos
voladores, sanguijuelas gigantes, goblins, osos, esqueletos, mosquitos, esquimales, granjeros,
dragones… En el divertido reglamento se nos explica, además, los
acontecimientos históricos de Kadab y toda una serie de anécdotas y
curiosidades sobre sus habitantes y sus costumbres.
Algunos de las divertidísimas "cosas" que puede tener nuestro ejército |
La
bolsa de “cosas”
En este momento, cada participante elige dos
hexágonos adyacentes más, partiendo pues con 3 de estos, los marca con piezas
de su facción, sitúa una torre de plástico en uno de ellos, recibe 10 monedas y
extrae al azar 10 “cosas” de la bolsa de cosas. Componente esencial, colorista
y original en el juego es este recipiente de tela que esconde un sinfín de
fichas que los jugadores irán recibiendo durante la partida. Las hay de tres
tipos: las de recursos especiales (grises), que pueden ser pueblos, ciudades,
minas, etc, y que nos proporcionarán ingresos extra, las de criaturas, que
conformarán nuestro ejército, y las de color rosa, que pueden ser tanto eventos
como tesoros o artefactos mágicos. Todas estas piezas las vamos distribuyendo,
bien sea sobre el tablero (criaturas e ingresos especiales, estas últimas a
razón de una por hexágono), bien tras la correspondiente pantalla que se
reparte a cada jugador (fichas rosas y criaturas que queramos reservar). En
cada hexágono podemos tener un máximo de 10 criaturas, siempre bocabajo excepto
cuando se revelan para combatir.
Fichas de héroes, eventos, tesoros, magia e ingresos |
Mención aparte merecen las fichas de Héroes,
que no se meten en la bolsa, si no que quedan expuestas a un lado del tablero,
y que se pueden adquirir por medio de una tirada de dado que puede ser
combinada con dinero. Por supuesto, todos estos personajes confieren
habilidades especiales a nuestro ejército como ventajas en los asedios, hacer
que los rivales se pasen a nuestro bando o, como ya se ha adelantado, hacer
posible que ciertas criaturas subsistan con ellas incluso aunque no tengamos
losetas de su terreno.
Objetivo
del juego: la ciudadela
Los cuatro niveles de una fortificación: de torre a ciudadela |
Por supuesto, no estamos limitados a una
única torre de plástico por partida, ya que podremos construir otras e ir
mejorándolas, pero sí que existe el límite de una única ciudadela construida
por jugador, pudiendo obtenerse una segunda mediante conquista, lo que produce
la victoria inmediata,
Las fases de este juego son más o menos las
típicas de los juegos de imperios: primero cobramos nuestros ingresos en
función de miniaturas de plástico, fichas de ingresos especiales y otros
elementos, después tenemos la posibilidad de reclutar héroes, seguidamente se
reclutan nuevas “cosas” en función de nuestros dominios y de lo que queramos
invertir y cambiar, se juegan eventos aleatorios, se mueve, se combate, y
finalmente se construyen nuevas fortificaciones.
A la hora de mover, cada ficha o apilamiento
puede mover hasta 4 hexágonos, aunque algunos terrenos más dificultosos como la
selva o el pantano cuentan como 2. Las criaturas voladoras ignoran estas
restricciones, e incluso pueden sobrevolar casillas de mar o con ejércitos
enemigos salvo que éstos las intercepten con otras criaturas voladoras. Al
entrar en un hexágono con tropas enemigas, o que no ha sido explorado (todos
los que no tienen marcadores de facción) deberemos detenernos y combatir
(dependiendo de la tirada, algunos hexágono sin explorar pueden estar vacíos y
no oponer resistencia).
Tras la pantalla guardaremos las fichas que queramos utilizar más tarde |
Esto es básicamente el transcurso de Kings & Things, un juego que no
destaca por sus mecánicas o sistema, pero sí por esa ambientación cómica y
especial que ya he señalado, además de por ese componente un tanto
nostálgico que puede tener para los jugadores de mi quinta y anteriores que nos
devuelve a nuestros tiempos mozos… Si cualquiera de estas características os
atrae, no dudéis en comprarlo, especialmente si lo encontráis como yo lo
encontré por ¡20 euros! El juego es simpático y muy sencillo, y te permite
pasar un buen (y largo) rato…
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