Simpático y sencillo juego de orientación
juvenil editado por la casa alemana Alderac
Entertainment Group en 2009, tanto en su edición original como en la
traducida al inglés. El autor es Dan Manfredini,
y se puede acabar en poco más de media horita, lo que para mí no lo hace
precisamente apasionante.
De 2 a 4 jugadores se ponen en la piel de…
¡monos de laboratorio! Como tales, su intención es rescatar de las
instalaciones en las que estaban prisioneros a tantos congéneres suyos como les
sea posible. El jugador que más monos haya liberado al final de la partida es
el ganador.
Despliegue inicial |
El tablero se compone de 4 grandes losetas combinables por ambas caras. Una vez montadas, todas ellas forman el laboratorio sobre el que transcurrirá la partida, dividido en habitaciones conectadas por puertas. Los monos protagonistas comienzan en el vestíbulo, y el simpático guardia Murray fuera del edificio. Los cinco están representados por figuras de plástico. En cada habitación excepto en aquella en la que se comienza encontramos una loseta de jaula bocabajo y dos objetos boca arriba. Cuando un mono entra en una habitación, puede revelar la jaula con una acción, comprobando entonces los puntos que otorga (monos rescatados) y los objetos que requiere para ser abierta.
Murray y los monos |
El combate propiamente no es muy violento,
habida cuenta del tono desenfadado y nimio (¿o simio?) del juego: si un mono
tiene el objeto que se muestra en su carta de jugador y el rival no tiene el
suyo, el último pierde cualquier objeto que llevara en la mano y es movido a
otra habitación por el vencedor de la trifulca.
¡Murray vigila! |
La partida concluye una vez se acaba todo el
mazo de estas cartas, o si se liberan todas las jaulas, momento en el que los jugadores
suman los puntos que han conseguido y gana aquel con mayor cantidad.
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