lunes, 22 de julio de 2013

Tikal

Simpático juego de los alemanes Michael Kiesling y Wolfgang Kramer que mereció el prestigioso galardón Spiel des Jahres cuando apareció por primera vez en 1999. La primera edición multilingüe fue obra de Ravensburger, a la que siguió en breve la versión en inglés de Rio Grande Games.

Hasta 4 jugadores pueden participar en este título de unas dos horas de duración que nos pone en la piel de exploradores de templos y reliquias mayas en las junglas de Centroamérica, concretamente en los alrededores de la ciudad guatemalteca que le da nombre.

Al comienzo de la partida, toda la selva está por explorar

El tablero, ilustrado –al igual que el resto de los componentes– por el gran Franz Vohwinkel, está compuesto de una parrilla de 9 x 5 hexágonos. Al comienzo de la partida, solamente los cuatro de la esquina superior derecha están “descubiertos” (impresos en el tablero), mientras que los demás están ocultos por la espesa selva. En cada turno, los jugadores irán colocando nuevas losetas en casillas sin explorar, desvelando así la región y sus tesoros y yacimientos arqueológicos. La partida acaba cuando se completa todo el mapa, ganando, como siempre, el jugador que haya reunido más puntos de victoria.

La aparición de volcanes señala una interfase de puntuación
Hay cuatro tipos de losetas en Tikal: las de llanura, sin ninguna particularidad, las de templo, que dan puntos de victoria y pueden ser excavadas para aumentar ese valor, y las de yacimientos, que proporcionan fichas de tesoros. Además, unas losetas especiales de volcán aparecen cada cierto tiempo, señalando una especie de “interfase” en la que los jugadores puntúan sus logros hasta el momento.

El turno de cada jugador comienza con aquel desvelando una nueva loseta y colocándola en un lugar que conecte de alguna manera con el resto de losetas descubiertas. En los lados de las losetas encontramos de 0 a 3 piedras, y para que se pueda pasar del lado de una loseta a la adyacente, debe de haber al menos una piedra en uno de los dos lados. La cantidad exacta de piedras que hay en los lados que se tocan de dos losetas, de hecho, es la cantidad de puntos de acción que hemos de pagar para pasar de una a otra, de manera que puede haber desde 1 hasta 6 piedras. Si sacamos una loseta de tesoros, colocaremos en ella, bocabajo, la cantidad de fichas de tesoro impresa en la pieza.

El jugador con más exploradores junto a una pirámide obtiene sus puntos
A continuación, el jugador en turno dispone de un total de 10 puntos de acción para repartir como quiera. Se gasta 1 punto en sacar un explorador de la reserva al campamento (hexágono superior derecho), tantos puntos en mover de una loseta a otra como piedras haya en cada uno de los lados que cruzamos, dos puntos en excavar un nivel de una pirámide, tres en coger un tesoro o en cambiar uno que ya tenemos con el de otro jugador, y necesitamos cinco puntos para “adueñarnos” de una pirámide (máximo de dos de ellas) o para crear un nuevo campamento en una loseta y poder sacar así nuestros exploradores en posiciones más avanzadas del mapa.

Acumular tesoros también es importante
Cada vez que aparece un volcán, el juego se detiene y cada jugador tiene un turno extra para puntuar. Nos dará puntos tener una mayoría de exploradores en una loseta de templo (tantos puntos como valga el templo y sus posibles aumentos), habernos apoderado de un templo (en cuyo caso, nadie nos lo puede quitar aunque tenga más fichas), y reunir tesoros iguales (1 tesoro = 1 punto, 2 tesoros = 3 puntos, 3 tesoros = 6 puntos). Todos los jugadores disponen de una ficha especial de explorador más grande que vale como tres normales a la hora de contar la presencia de cada bando en una loseta de templo. Hay un total de cuatro de estas valoraciones a lo largo de la partida, tres por volcanes, y una final cuando se ha llenado el tablero de losetas.

Para acabar, como habitualmente, con una breve valoración personal, decir que es un juego bastante ameno al que quizá –cosa rara en mí– yo le quitaría un poco de su duración, probablemente porque llega a cansar el famoso downtime entre un turno tuyo y el siguiente. Visualmente es una delicia, y eso sin duda ayuda a que el juego cale, y la arqueológica ambientación también me gusta. Aparte de las instrucciones propiamente, es además totalmente independiente del idioma.

Final de la partida, con todas las losetas colocadas

4 comentarios:

  1. Pues este juego por temática me gustaría probarlo. Me mola el ambiente así tribal.

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  2. Bueno, yo no diría que es un ambiente "tribal" exactamente. Aquí no hay tribus, sólo arqueólogos y antiguas civilizaciones... ;)

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  3. Este juego me llama pero tengo miedo de que no vea mucho la luz una vez lo pille. Sorprendido por el exito que ha tenido en mi grupo de amigos el juego "La era del carbón" de esta misma pareja me interesa de cara a tener un juego que sea un punto mas, al turrón: ¿Es sesudo o divertido? ¿Grado de interacción/puteo?

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  4. Hmmm... pues no sabría cómo cuantificar todos esos conceptos por los que me preguntas, y además ya hace más de un año que no juego. Algo sesudo quizá, y con puteo también...

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