domingo, 6 de mayo de 2012

Relikt

Sencillo y divertido juego de cartas diseñado por Rüdiger Dorn y publicado por Amigo Spiele en 2006 (con ilustraciones del gran Michael Menzel) que toma como pretexto el de los aventureros en busca de tesoros perdidos a lo Indiana Jones para plantearnos una mecánica sencilla pero adictiva: hasta cinco jugadores compiten por diversas reliquias de valor variado. Para ello, bajo la carta de cada una de ellas, se debe poner un número de cartas de explorador iguales al número de joyas que muestra el dibujo del tesoro. Alcanzado ese número, aquel jugador que haya puesto la carta o cartas con un valor total superior, se lleva el premio. Así, hasta que todas las cartas de ídolo tienen propietario.

Parece sencillo, ¿verdad? Pero no lo es tanto: cada jugador dispone inicialmente de  doce cartas de su color numeradas del 1 hasta el 12, pero las cartas de todos los participantes se barajan en un mazo común del que se va cogiendo al azar. Así, uno puede perfectamente comenzar la partida con una mano en la que ninguna de las cartas le corresponda y todas sean de otros jugadores. ¿Qué utilidad tiene esto? Pues, sencillamente, que hay tesoros “malditos”, con gemas de color rojo en lugar de azul y, lógicamente, estos añaden una puntuación negativa al poseedor. Así, uno puede utilizar las cartas con los colores de los rivales para hacer que estos “ganen” a disgusto estos ídolos nefastos…

Los jugadores compiten por ganar ídolos buenos o por endorsar los malos a los rivales.
El segundo ídolo se lo lleva el jugador amarillo: bajo aquél se han puesto tantas cartas en
total como gemas tiene (4) y suma un total de 16 con las dos suyas.

Pero aún lo vamos a complicar más: dos tesoros malos que exhiban la misma cantidad de gemas en manos de un jugador se convierten en uno positivo del mismo valor. Por lo tanto, el uso de las cartas que a cada uno le van tocando puede ser tan caótico como divertido, ya que se luchará por igual por los tesoros buenos que por los malos, bien sea porque nos interesa tenerlos, bien porque queremos endorsárselos a un oponente. Y, además, están las Cartas de equipo, que permiten saltarse las reglas generales y añaden efectos tan dramáticos como que, por ejemplo, después de estar luchando por llevarte un tesoro y poner bajo él todas tus cartas, alguien te quite tu color y el tesoro pase a ser suyo…

Las siete cartas de equipo de las que dispone cada jugador

Emocionante, intenso a ratos, fácil de aprender pero enrevesado de jugar en determinados momentos, de una hora aproximada de duración y muy recomendable para quienes no dispongan de mucho tiempo ni de ganas de aprenderse un reglamento extenso y dificultoso. Casi un juego familiar con la única “dificultad” de aprenderse la utilidad de las cartas de equipo, que en realidad son sólo siete.

2 comentarios:

  1. Gran juego, caótico a veces. Una buena planificación se te puede ir al traste por culpa de las cartas de equipo de otro jugador. Aunque esta incertidumbre le añade encanto e intriga.
    Yo lo he utilizado alguna vez en clase y siempre me ha funcionado bien.

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  2. ¡La carta de la botella de whisky es terrible!

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