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Portada del tríptico de
presentación del Club |
Hace veinte años, por estas fechas, cobraba
forma en mi localidad uno de los proyectos más bonitos y entrañables en los que
me he visto embarcado: la creación de una asociación de juegos de mesa y
modelismo. Se acabaría llamando Club Draken, y
así es cómo empezó todo…
El
germen
Recuerdo perfectamente aquella reunión
informal: tres amigos aficionados a los juegos de mesa y el modelismo, una
tarde en la plaza de la Alameda de Puerto de
Sagunto, Valencia. A Chema L. lo había conocido cuatro años atrás, y ya habíamos
compartido muchas partidas y vivencias; a José R. C. le conocía de hacía poco,
a raíz de varias visitas con mi vecino al Centro Arqueológico de Sagunto. Allí
habíamos descubierto, conversando, que teníamos aficiones comunes, y al final
le presenté también a Chema. Algún tiempo después, aquella tarde mencionada,
los tres juntos, nos planteamos la posibilidad de formar y legalizar una
asociación en torno a nuestros hobbies. Nos proponemos comentárselo a los
amigos y conocidos de cada uno, fijamos una fecha para reunirnos, y poco
después nos concentramos un buen tropel de gente en el Casino
de Productores (Gerencia) de la localidad. Exponemos nuestra idea, parece
gustar, alguien aporta un librito con los pasos a seguir para constituir una
asociación juvenil, y se decide dar luz verde a tan peculiar aventura.
Comenzados los trámites oportunos para formalizar el club, se constituye una Comisión Organizadora previa a la Junta Directiva
original. José R.C. será el presidente provisional, mientras que yo asumo la
labor de secretario, bastante más laboriosa de lo que en un principio creí.
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Entrada de la Casa de la Juventud de Sagunto. En el primer piso (ventanas
de arriba a la derecha) se ubicó la sede del club desde 1992 a 1995 |
Un siguiente paso es buscar el respaldo del
Ayuntamiento de la localidad. Por suerte, estamos en contacto con el técnico
del Área de Juventud, Miguel Á. Martín, que
nos muestra su interés y apoyo. Nos proporciona algo esencial para una
asociación: un local donde reunirnos para desarrollar nuestras actividades. Se
trata de una habitación bastante grande ubicada en el primer piso de la Casa de la Juventud de Sagunto, que es también el
Polideportivo de la ciudad. En ella disponemos de una inmensa mesa y también de
un armario con vitrina para guardar nuestras cosas. Hay una pequeña traba:
hemos de compartir la sala con otros dos grupos, uno de montañismo, y otro de
ocio llamado Sursum Corda, lo que no supone demasiado problema ya que ninguno
de los dos hace demasiado uso del sitio. Más complicado es el tema de que
dependemos de las actividades deportivas para poder acceder a nuestra sede:
sólo si hay partidos o entrenamientos se abre el local, regentado por un
matrimonio mayor que lleva el bar de la planta baja. Esto resulta especialmente
problemático los fines de semana –mayoritariamente nos reunimos los sábados–
cuando, más de una vez, tras el oportuno viaje en autobús hasta Sagunto, nos
encontramos con que el lugar está cerrado o se va a cerrar en breve por no
haber partido. Además, las instalaciones cierran los domingos y todo el mes de agosto...
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9 de julio de 1992: inauguración de la sede social del Club Draken (Fotos: Higueras) |
Inauguración
y primer verano
Del 9 al 11 de
julio de 1992 fijamos la inauguración oficial de la asociación. Como
nombre inicial, José R. C. ha propuesto “Drac Penat”,
aunque no todos estamos convencidos. En cualquier caso, es con él con el que se
promociona en un principio el club. Se crean carteles (desinteresadamente ilustrados
por Julián J. que también dibujaría el emblema del club) y se reparten por las
tiendas de la localidad. También conseguimos que algunos comercios colaboren de
una forma más decisiva al regalarnos material con el que iniciar nuestra
andadura: las ya desaparecidas Ludómanos y Valhalla aportan juegos (la
primera Wooden Ships & Iron Men y
creo que otro más, la segunda, Space Hulk),
Librería Gil La llamada de Cthulhu,
el Ayuntamiento nos paga el material de modelismo (pinturas, herramientas,
etc)… También colaboran con nosotros Quiosco Buenavista, Masajes Martínez,
Librería El Puerto, Foto Higueras y una distribuidora de refrescos cuyo nombre
no recuerdo… La inauguración –con piscolabis y todo– se puede decir que es un
éxito y acude mucha gente. Se hacen demostraciones de juegos, se exponen
maquetas y figuras… El club inicia su andadura con algo más de una treintena de socios, lo que en otros ámbitos
puede ser una cantidad pobre, pero que a nosotros nos parece estupenda para
empezar. En realidad, sería el mayor número de integrantes que alcanzaríamos a
la vez, ya que con el tiempo se iría reduciendo hasta estar normalmente sobre
veintipocos… Entre los miembros fundadores o iniciales, y además de los tres ya
mencionados, recuerdo y me gustaría mencionar a Mauricio O., Dani S., E. Martínez, José M. F., Miguel
A., Félix, Fernando, José M. G., Vicente, Gabriel B., Óscar L., Miguel M., Toni M., Juanjo y Noé, todos entre
los 17 y los 25 años. Hay otras personas que acuden a las primeras reuniones
pero no recuerdo exactamente si acaban o no asociándose con nosotros, como son
Óscar C., Juan F., Celso, César C. o José M. S. En los primeros meses de
andadura del club también entran a formar parte de él Marco A. A., Quique B.,
Antonio C., Jesús P., Emilio, Rubén A., Julio, Jorge G. y Jorge C. Pido
disculpas si me dejo a alguien, pero lo estoy escribiendo de memoria.
¿Juegos
y modelismo? ¡Pues sí!
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Pósters de algunas de las actividades realizadas por el club |
Pasado aquel primer verano del que tengo
grandes recuerdos por la ilusión que teníamos todos de que el proyecto saliera
adelante (recuerdo a menudo irme en mi vieja Vespa hasta Sagunto para jugar o
pintar con mis compañeros), se acaba de formalizar la asociación y se decide la
Junta Directiva para el primer año: José R. C. se marcha y la presidencia es
ocupada creo que por José M. F. Para entonces se propone el nombre definitivo que
tendría el colectivo: Club Draken. La idea del
“dragón” se mantiene, ya que esta criatura mítica no sólo tiene relación con la
fantasía, sino también con el ámbito de lo militar e histórico, disciplinas
todas que abarca nuestra asociación (recordemos los dragones de las caballerías
de antaño, los drakkar vikingos o
incluso el avión militar sueco Saab
Draken…) Respecto a por qué se deciden aunar en el club dos hobbies como el modelismo y los juegos de mesa, la sencilla razón es
que muchos de los componentes compartimos la afición a ambos y nos parecen
claramente relacionados: bastantes aficionados al wargame y a la estrategia
militar montan maquetas de tanques y aviones, y otros tantos forofos del rol y de
la fantasía pintan figuras de enanos, elfos, trolls y toda la variopinta fauna
de estos evocadores mundillos provenientes de la literatura y el cine. Y, en el
caso de los juegos de batallas de miniaturas como Warhammer, es obvio que se aúnan ambas vertientes. También creo
necesario matizar que nuestra asociación se forma como un club de “juegos de sociedad”, abarcando todo tipo de éstos:
de tablero, de cartas, de miniaturas, de rol… Sin embargo, a partir de que esta
última variante del hobby pasa de ser una total desconocida a supuesto entretenimiento
infame debido al triste crimen acaecido en Madrid en 1994*, mucha gente nos
etiquetaría simple, descuidada e ignorantemente con el a veces estigmático
“club de rol”. Siempre me molestó que se simplificaran los objetivos y ámbitos
de la asociación a lo que era uno solo de los muchos que tenía, más aún que
incluso algunos de sus miembros contribuyeran a este error manteniéndolo.
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Trípticos y folletos |
Por supuesto no todos los integrantes del
Club Draken disfrutaban de todas las modalidades: había modelistas que no
jugaban a juegos, y jugadores que no hacían maquetas, e incluso, dentro de los
“jugones”, gente que prefería en –o casi en– exclusiva un determinado tipo de
juegos: de estrategia, de rol, temáticos, etc, etc. En cualquier caso, a todos
nos unía más o menos el interés y el entusiasmo por hacer arrancar y crecer a la
asociación y a sus proyectos. En sus primeros años se proponen y realizan
muchas actividades: talleres, exposiciones,
demostraciones de juegos, concursos. Hasta tenemos la suerte de que la
Generalitat Valenciana nos proporcione dos subvenciones
en diferentes convocatorias, la primera de ellas nada menos que de ¡100.000
pesetas! Gracias a esto, con la cuota mensual de los socios, y con contribuciones
particulares, vamos ampliando nuestra ludoteca y el material de modelismo.
Periódicamente se realizan reuniones para decidir qué se puede comprar, qué
pasos debemos seguir para dar a conocer más la asociación y sus fines, etc...
Se intentan llevar al día las actas, libro de socios, contabilidad… Todo muy
“formal” y “serio”. De vez en cuando nos invitan a institutos, ferias y
exposiciones a los que acudimos cargados de material y deseosos de captar
nuevos adeptos que disfruten tanto de nuestros hobbies como nosotros. No es
tarea fácil, ya que se trata de aficiones minoritarias, poco conocidas y hasta,
en algunos casos, contra las que se tienen prejuicios. Además, exigen una
participación ya sea intelectual o ya sea artesanal para la que no todo el
mundo tiene disposición y aptitud.
Cambio de sede
En septiembre de 1995 llega un importante
cambio para el club: nos decidimos a alquilar un local
propio, en vista de las limitaciones para acceder al de la Casa de la
Juventud. Esto implica, desde luego, cobrar a los socios una cuota mayor, pero
también la posibilidad de poder disfrutar diariamente del lugar. Se opta por
dos tarifas, una más económica para aquellos más apurados de dinero, y otra
más cara a cambio de la opción de tener llave de la sede de la asociación y
otros privilegios. Esta, por cierto, es una planta baja en la C/. Luis Vives de Puerto de Sagunto, junto a la
céntrica Plaza de Rodrigo. Es una casa vieja con cuatro habitaciones y cocina,
pero que se adapta adecuadamente a nuestras necesidades. La limpiamos y amueblamos,
cambiamos las luces, y en octubre del citado año ya la tenemos abierta. El pago
del local es de 35.000 pesetas, y para contribuir a él se dispone de una
especie de servicio de “bar” en el que nos vendemos a nosotros mismos refrescos
y aperitivos para ayudar a gestionar el club. Aunque algunos de nuestros socios
no nos acompañan en nuestra nueva andadura por dificultares económicas, sí que se
integran otros nuevos, entre ellos Álvaro P., David V., Amador G., Román D.,
Aurora S., José A. R. y María R. También reaparecen y se alistan viejos
conocidos que ya habían participado en nuestras actividades como Adolfo N.,
David P., Jose B., Xano C. y Jose M. S. Los siguientes años transcurren en una tónica
similar a la que ya llevábamos, con la salvedad, obviamente, de que ahora
disponemos de un sitio del que podemos disfrutar cuando se nos antoje y ello
hace que las partidas sean más continuas y profusas. Colaboramos en algunas
revistas locales y hasta llegamos a aparecer en un pequeño reportaje de la
televisión comarcal. Algunos de los componentes del Draken también creamos, con
el apoyo económico de la asociación, el fanzine de modelismo fantástico Fantplastic,
que posteriormente seguirá su trayectoria ya de manera independiente. Una de
las actividades más curiosas en las que participamos es la ocupación simbólica
y adecuación de un chalet abandonado junto con otros colectivos para
reivindicar la zona en la que estaba ubicada (la Gerencia), muy rica a nivel
ecológico, como posible lugar para fines culturales.
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El local de la asociación desde 1995 a 1999. ¡El buzón lo hicimos nosotros! |
Hacia finales de 1998, sin embargo, se
produce un episodio muy triste que va a
significar el fin de mi relación con la asociación que había ayudado a crear.
Es una parte de su historia que hasta preferiría no tener que recordar, pero me
creo obligado a intentar ser lo más objetivo posible y llegar hasta el final de
este relato que me he propuesto contar. Para resumirlo lo más rápidamente
posible sin tener que acusar a nadie ni escoger y separar malos y buenos:
algunos de los componentes del Club Draken llegamos a la conclusión de que éste
ha perdido un tanto el rumbo y se ha “viciado”, de que las directrices y la
idea original con que se montó se han olvidado, y de que también al local no se
le está dando el uso para el que fue alquilado, sino uno muy diferente. Es por
ello que un pequeño grupo, con el corazón roto, decidimos dejarlo e intentar
montar otro proyecto alternativo. Es realmente triste que las personas no
podamos llegar a entendernos ni siquiera en cosas al fin y al cabo
insignificantes como esta. ¿Alguien se extraña de que haya guerras?
Volver
a empezar
Poco después, esta escisión del club, junto
con algunos amigos más, intenta remontar el vuelo con una idea similar: hacía
algún tiempo se había montado en la ciudad la asociación La Gárgola, centrada en la literatura y el cine de
fantasía. Aquella empresa en la que algunos habíamos participado no despega y,
aunque se llega a legalizar, se deja en hibernación. Decidimos pues aprovechar
todo el papeleo que se había hecho con ella para ampliar sus fines e incluir también
en ella los de nuestro antiguo club: juegos de sociedad y modelismo. Comenzamos
de nuevo la tarea de buscar local, amueblarlo, volver a reunir una ludoteca,
videoteca y filmoteca… Todo esto va a tener lugar en un pequeño piso de la calle Asturias, propiedad del amigo de la abuela de
uno de nuestros socios. La idea del piso no me gusta particularmente, pero es
barato (25.000 pesetas al mes) y se nos dan facilidades. Tras un corto tiempo adecuando
la vivienda, escogemos un fin de semana para la inauguración y comenzamos a
publicitarla. A pocos días del evento, se presenta la única vecina de aquella
finca y nos dice que de ninguna manera nos quiere allí, y que tenemos que
irnos. Así de frío, inhumano y decepcionante como suena. Y lo curioso es que ni
sabía que estábamos allí: lo descubrió por los carteles. Al habla con el
propietario de nuestro local, éste transige a las exigencias de aquella persona
indeseable y nos dice que no quiere problemas con ella y que nos devuelve el
dinero del alquiler. Conclusión: una vez pasado el fin de semana de la
inauguración, debíamos dejar el piso, de manera que el acto no tuvo ningún
sentido, ya que a la gente que vino interesada por apuntarse le tuvimos que
revelar el incierto futuro que se nos presentaba.
Hasta que diéramos con otro sitio, los
muebles y juegos se quedan almacenados en el garaje de un componente de La
Gárgola. La intolerancia de aquella persona fue un golpe durísimo para nuestro
ánimo, ya de por sí maltrecho por haber tenido que abandonar la asociación
original, el Draken, tras más de seis años en ella.
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El estreno de La amenaza fantasma fue una de las
pocas actividades que tuvo tiempo de celebrar
LaGárgola |
Algún tiempo después damos con un viejo piso
en alquiler en la calle Rincón de Ademuz. Es
un primero, con planta baja ocupada por una empresa. El local está algo
destartalado, pero intentamos adecentarlo lo mejor posible y prepararnos de
nuevo para luchar por nuestra perdida causa. En ese momento nos llega otro
nuevo porrazo: casi todo el material que habíamos dejado en el bajo ha sido
destruido por la humedad. Hemos de tirar la mayoría de los muebles y
bastantes libros y juegos, aunque algunos se salvan, previa limpieza del moho
que los había empezado a invadir. Es por entonces cuando nos enteramos que en
nuestro antiguo Draken se ha producido una nueva
división: otro grupo de personas, que seguramente llega a la misma
conclusión que nosotros con respecto al cariz que había tomado la asociación,
decide dejarla y dar forma a un tercer club. Les proponemos que se integren con
nosotros, pero deciden marcharse a Sagunto y seguir por su cuenta. Lógicamente,
el club original, el Draken, acaba cerrando al quedarse muy pocos socios en él
y no poder mantener el local. Tras siete años de vida, acaba aquí la historia
de aquella asociación que con tanta ilusión montamos unos locos aficionados a
los juegos y el modelismo a comienzos de los 90. Muchos de los juegos, archivos
y material original se pierden en el limbo, o van a parar a casas de particulares…
Se
acabó
Nuestro segundo intento de remontar La
Gárgola fracasa rápidamente: somos sobre una docena de personas, parece difícil
reclutar a más gente, y nuestro ánimo está ya por los suelos a esas alturas. Yo
mismo acabo finalmente abandonando la asociación, y el resto de integrantes no
tarda mucho en hacerlo. Nuestros excompañeros de Sagunto tienen más suerte y su
proyecto pervive durante más años, aunque por lo que tengo entendido tampoco
faltan en él discrepancias y diversidad de opiniones que no son siempre
compatibles y hay posteriormente un cambio de local. Aquel proyecto bautizado inicialmente
como Celosía, por desgracia, va languideciendo
poco a poco hasta acabar cerrándose, ya con muy pocos componentes, este mismo
año.
En
resumen, y en retrospectiva
Mi historia personal con el Club Draken está,
como tantas otras historias, mezclada por penas y
alegrías, por buenos momentos y por malos recuerdos, por aciertos y desatinos, pero en general
creo que me siento orgulloso de haber formado parte de una iniciativa que no
tenía parangón en su época y que considero de las más interesantes y originales
que se han creado en esta ciudad. Mi relación con los juegos sigue en marcha.
No pertenezco a ninguna asociación –ni siquiera la hay ya–, pero continúo
jugando semanalmente. A algunos de los miembros del antiguo Club Draken no los
he vuelto a ver en mucho tiempo y a otros los veo ocasionalmente, pero hay un
pequeño puñado de entre los chalados que formábamos aquella asociación que se
han convertido en grandes amigos míos desde que los conocí en ella, y es a
ellos sobre todo a los que quiero dedicar este artículo: José M. G., Quique B. y Rubén A., principalmente. No
me olvido de otros pillastres como Chema L., Mauricio
O., David P. o Román D., pero el contacto con ellos es, por desgracia,
más infrecuente, aunque espero que eso cambie y pronto volvamos a reunirnos en
torno al tablero de algún juego.
(Una nota final:
Esta es mi visión y perspectiva personal de la historia del Club Draken y sus
continuaciones. Si he contado algo mal, me he equivocado en alguna anécdota o
he olvidado algo o a alguien, no dudéis en hacérmelo saber e intentaré reparar
mi error. Gracias a Quique B. y María R. por el material y las fotografías
adicionales)
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* Al respecto de este funesto suceso, y de la
detestable saña carente de toda profesionalidad con la que la mayoría de los
medios de “comunicación” se cebaron con los juegos de rol tras él, el excelente
Arturo Pérez-Reverte publicó este impecable artículo,
que estuvo colgado en nuestro tablón durante mucho tiempo: http://dreamers.com/historol/rol08.htm
Con los años, y pasada el ansia de sangre y la caza de cabezas de turco
iniciales, exprimido en todo lo posible el morbo telediariesco, el
Ministerio de Educación y Ciencia reconoció los
beneficios de los juegos de rol y su valor como herramienta educativa:
http://ntic.educacion.es/w3//recursos2/estudiantes/ocio/op_03.htm.
También se tardó en aceptar que la Tierra no era
plana…