jueves, 25 de octubre de 2012

Colosseum

En Colosseum, publicado por la norteamericana Days of Wonder en 2007 y por Edge Entertainment en su inmediata edición española, los autores Wolfgang Kramer y Markus Lübke nos proponen meternos en la piel de empresarios circenses de la Antigua Roma e intentar organizar los espectáculos más populares, vistosos y aclamados. En cada uno de los cinco turnos que dura el juego, elegiremos un Programa de Espectáculo (es posible repetirlos) e intentaremos reunir todos los Elementos necesarios para llevarlo a cabo: actores, músicos, gladiadores, animales, decorados… La finalidad de cada turno es precisamente representar este espectáculo, lo cual se puede hacer incluso si nos faltan algunos de los elementos necesarios, aunque consiguiendo una menor puntuación. Al final de la partida, gana aquel jugador que más puntos (espectadores) haya logrado para su circo.


Durante la partida, iremos ampliando y mejorando nuestro circo
Cada jugador comienza con un circo propio de su color y una serie de elementos de espectáculo repartidos al azar. Los turnos se estructuran en cinco fases bien diferenciadas:
-En primer lugar, podemos ampliar o modificar nuestro circo con objeto de dar cabida a más espectadores o incluso a invitados especiales. En este momento, también se pueden comprar abonos de temporada (que proporcionan una bonificación a la puntuación final del espectáculo) o nuevos espectáculos. Hay espectáculos de varios tamaños, necesitando los más grandes mayor cantidad y variedad de elementos para ser llevados a cabo, pero otorgando, claro está, una puntuación proporcional a su dificultad.
-En una segunda fase, los jugadores pujarán –si así lo desean– por los mercados que hay en el centro del tablero. Cada uno de ellos proporciona tres elementos que se han distribuido al azar, y cada jugador sólo puede ganar uno de ellos en cada turno.
-En la Fase 3, los jugadores comerciarán y cambiarán entre sí elementos de espectáculo con objeto de reunir el surtido que cada uno de ellos necesita para su respectivo programa.
-La siguiente fase, la cuarta, es el espectáculo en sí propiamente, pero, antes de sorprender al público de Roma con sus montajes escénicos, los jugadores tendrán la oportunidad de mover a ciertos personajes ilustres que pululan por las casillas de tablero en forma de 6 simpáticos peones: se trata de políticos de prestigio y autoridades como senadores, cónsules y hasta el mismísimo Emperador, a los cuales, por medio de una tirada de dados, intentaremos atraer a nuestro circo. Si esto no es posible, cabe también la opción de conseguir una Medalla con ciertos bonificadores o de, al menos, consolarse alejando estos peones de los circos rivales.
Llegado este momento (quinta y última fase), el jugador puntúa por su espectáculo la cantidad especificada en el Programa. Como se ha dicho, es posible realizarlo sin la totalidad de elementos de espectáculo necesarios, pero obteniendo una menor puntuación. Otros factores pueden proporcionar puntos extra: programas producidos en otros turnos, abonos de temporada, personajes o animales “estrellas”, los ya comentados peones de personalidades, y otra serie de bonificaciones. Curiosamente, en Colosseum solamente marcaremos nuestro progreso en el contador de puntos si superamos la puntuación anterior: por ejemplo, si teníamos 32 puntos y ahora obtenemos 48, no sumamos la última cifra a la anterior, si no que trasladamos la ficha que señala nuestra puntuación directamente a la casilla 48 del contador. Además de estos puntos, recibiremos también dinero por nuestro espectáculo y, si se ha obtenido la puntuación más alta del jugador, otra bonificación especial.


A este jugador todavía le faltan elementos para completar su programa (arriba)

Algunos de los cuidadísimos componentes del juego
Así de sencillamente transcurren los cinco turnos del juego; no hay mayor complicación. Aunque compré Colosseum totalmente embelesado por su bellísima presentación y componentes –el ilustrador es Julien Delval–, tengo que decir que me parece un juego extremadamente sencillo y simple que a mí particularmente no logra satisfacerme, y que quizá esté pensado, bien para jugadores menos exigentes, bien para jugadores ocasionales que busquen un título fácil y accesible. Prefiero bastante antes un juego el que también participó Wolfgang Kramer, y que es Príncipes de Florencia, que también tiene edición española por parte de Excalibur, y al que encuentro más entretenido y con más “miga” pese a tener mecánicas muy similares.

2 comentarios:

  1. Nosotros lo probamos en el festival de Córdoba y compartimos tus sensaciones: es precioso, pero es demasiado largo para el poco juego que es.

    Gracias por tu blog, me lo apunto para seguirlo :)

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