lunes, 30 de septiembre de 2013

Bora Bora

Llevaba ya algún tiempo sin comprarme eurogames y a este Bora Bora de la alemana Alea ya le tenía echado el ojo desde que salió. El encontrarlo recientemente ofertado a menor precio ha hecho que me acabe de decidir a adquirirlo. Lo firma el popular Stefan Feld y se ambienta en un marco geográfico tan exótico y atractivo como es la Polinesia, concretamente en la isla que le da título. Pueden jugar hasta 4 jugadores y su duración es de alrededor de 2 horas.

Bora Bora consta de 6 turnos con 3 fases muy claras cada uno. Hay un mapa central que representa la isla dividida en 12 provincias en su parte izquierda, y una serie de espacios en la parte derecha que muestran el estatus de cada jugador, el templo, y la oferta disponible en cada turno de fichas de joyas, tareas, hombres y mujeres. Además, como es habitual en muchos eurogames, cada jugador tiene un tablero personal en el que gestiona sus recursos y elementos y en el que se resumen varias fases del juego de manera gráfica. Además de éste, cada jugador comienza con 4 fichas de Sacerdotes, 2 cartas de dioses, 2 ofrendas, 6 fichas de edificio, 3 dados de su color, 1 ficha de dios (comodín) y 12 cabañas, una de las cuales situamos en el tablero en una de las provincias.
 
Tablero principal del juego tras finalizar el 4º turno

La primera fase es la principal, la más densa y decisiva: los jugadores tiran sus dados y, alternativamente, van colocándolos en una de las losetas de acción disponibles (de 5 a 7, dependiendo del número de participantes) y se benefician de su particularidad. Las acciones que nos permiten las losetas son expandirse (poner nuevas cabañas en el tablero), escoger una ficha de hombre o mujer, construir un edificio, situar un sacerdote en el templo, o utilizar el versátil ayudante, que nos da a elegir entre una variada serie de opciones.

Se da la circunstancia de que el dado que usemos con una loseta nos va a condicionar a nosotros y a nuestros rivales, así que es importante pensar bien cómo distribuiremos nuestras tres tiradas. Por ejemplo, en una loseta normalmente sólo podremos situar un dado de valor inferior a cualquiera que ya esté puesto. Al expandirnos, sólo podremos usar dados de valor igual o mayor que el señalado en las flechas del mapa que conectan las provincias, al situar un Sacerdote en el templo, tendrá que ser también en una casilla igual o inferior al valor del dado empleado en la acción, etc, etc.

Acabada esta fase, cada jugador puede usar una ficha de hombre y una de mujer que tenga en su tablero, para lo cual previamente deberá haberlas adquirido y colocado en una casilla que no tenga cabaña (puede haberla situado en el mapa o “bajarla” en su tablero individual). Las fichas de hombres y mujeres permiten beneficios diversos como obtener recursos, puntos de victoria y acciones varias. Además, estas fichas también pueden emplearse en la primera fase (con la acción del ayudante) para recoger conchas (las mujeres) o ser tatuados (los hombres). Las conchas son la moneda con la que compraremos joyas posteriormente en el turno, mientras que los tatuajes dan “estatus” al jugador. Si tenemos varias fichas con la misma característica, se pueden conjuntar para duplicar o triplicar su beneficio, pero siempre que sean del mismo sexo.

Tablero del jugador negro


La tercera y última fase es básicamente un recuento de puntos en función de nuestra posición en determinados espacios del tablero (estatus y templo) y la posibilidad de adquirir joyas (que puntuarán al final de la partida) y de cumplir “tareas”, que también aumentarán nuestra puntuación y que consisten en propuestas como tener cierto número de cabañas en la isla, reunir una cantidad de hombres, mujeres, cartas de dioses o joyas, y cosas por el estilo.

Las cartas de dioses son un valiosísimo aliado que podremos usar en determinados momentos del juego. Comenzamos con dos y podremos adquirir más durante la partida mediante diferentes acciones (ayudante, fichas de hombres y mujeres, etc). Hay seis dioses diferentes y sus “bendiciones” son habilidades tan potentes como poder modificar los dados, duplicar el beneficio de un hombre o mujer, completar tareas sin todos los requisitos necesarios, etc, etc. Para que un dios nos ayude, debemos pagar una ofrenda. También hay fichas de dioses, que son un comodín que podemos usar por cualquier dios.


Losetas de acción (abajo) y cartas de dioses (arriba)

Cuando se han completado 6 rondas, concluye la partida y se obtienen puntos de victoria extras en función de las fichas de dioses que nos quedan, de las de peces que haya en las provincias en las que tenemos cabañas, de las joyas, y consiguiendo ciertos logros como haber colocado todas las cabañas, cumplido todas las tareas, etc.

De Bora Bora se puede decir que desde un punto de vista estético (componentes y presentación) que es prácticamente impecable, muy bonito y colorido (algunos incluso lo pueden encontrar recargado). En cuanto a mecánicas y jugabilidad, también se merece una nota alta. Las posibilidades que tienen los jugadores en los turnos son muchas, muchísimas; tantas que pueden llegar a abrumar. Las reglas al principio parecen por ello intrincadas, pero no lo son y se aprende a jugar rápidamente. Los iconos de los tableros y fichas son también bastante fáciles de interpretar y, si he de ponerle alguna pega –muy pequeña– a este juego. es que no me parece especialmente destacable entre la amplísima oferta de eurogames que hay hoy en día. Aunque tiene su propia impronta, se parece a muchos otros ya existentes, lo cual, por otro lado, es fácil que ocurra con este y con muchos juegos.

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