Llevaba ya algún tiempo sin comprarme
eurogames y a este Bora Bora de la alemana Alea ya le tenía echado el ojo desde que salió. El
encontrarlo recientemente ofertado a menor precio ha hecho que me acabe de
decidir a adquirirlo. Lo firma el popular Stefan Feld
y se ambienta en un marco geográfico tan exótico y atractivo como es la
Polinesia, concretamente en la isla que le da título. Pueden jugar hasta 4
jugadores y su duración es de alrededor de 2 horas.
Bora Bora consta de 6 turnos con 3 fases
muy claras cada uno. Hay un mapa central que representa la isla dividida en 12
provincias en su parte izquierda, y una serie de espacios en la parte derecha
que muestran el estatus de cada jugador, el templo, y la oferta disponible en
cada turno de fichas de joyas, tareas, hombres y
mujeres. Además, como es habitual en muchos eurogames, cada jugador tiene un
tablero personal en el que gestiona sus recursos y elementos y en el que se
resumen varias fases del juego de manera gráfica. Además de éste, cada jugador
comienza con 4 fichas de Sacerdotes, 2 cartas de dioses, 2 ofrendas, 6 fichas de
edificio, 3 dados de su color, 1 ficha de dios (comodín) y 12 cabañas, una de
las cuales situamos en el tablero en una de las provincias.
La primera fase es la principal, la más densa
y decisiva: los jugadores tiran sus dados y, alternativamente, van colocándolos
en una de las losetas de acción disponibles (de 5 a 7, dependiendo del número
de participantes) y se benefician de su particularidad. Las acciones que nos
permiten las losetas son expandirse (poner nuevas cabañas en el tablero),
escoger una ficha de hombre o mujer, construir un edificio, situar un sacerdote
en el templo, o utilizar el versátil ayudante, que nos da a elegir entre una
variada serie de opciones.
Se da la circunstancia de que el dado que
usemos con una loseta nos va a condicionar a nosotros y a nuestros rivales, así
que es importante pensar bien cómo distribuiremos nuestras tres tiradas. Por
ejemplo, en una loseta normalmente sólo podremos situar un dado de valor
inferior a cualquiera que ya esté puesto. Al expandirnos, sólo podremos usar
dados de valor igual o mayor que el señalado en las flechas del mapa que
conectan las provincias, al situar un Sacerdote en el templo, tendrá que ser también
en una casilla igual o inferior al valor del dado empleado en la acción, etc,
etc.
Acabada esta fase, cada jugador puede usar
una ficha de hombre y una de mujer que tenga en su tablero, para lo cual
previamente deberá haberlas adquirido y colocado en una casilla que no tenga
cabaña (puede haberla situado en el mapa o “bajarla” en su tablero individual).
Las fichas de hombres y mujeres permiten beneficios diversos como obtener
recursos, puntos de victoria y acciones varias. Además, estas fichas también
pueden emplearse en la primera fase (con la acción del ayudante) para recoger
conchas (las mujeres) o ser tatuados (los hombres). Las conchas son la moneda
con la que compraremos joyas posteriormente en el turno, mientras que los
tatuajes dan “estatus” al jugador. Si tenemos varias fichas con la misma
característica, se pueden conjuntar para duplicar o triplicar su beneficio,
pero siempre que sean del mismo sexo.
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Tablero del jugador negro |
La tercera y última fase es básicamente un
recuento de puntos en función de nuestra posición en determinados espacios del
tablero (estatus y templo) y la posibilidad de adquirir joyas (que puntuarán al
final de la partida) y de cumplir “tareas”, que también aumentarán nuestra
puntuación y que consisten en propuestas como tener cierto número de cabañas en
la isla, reunir una cantidad de hombres, mujeres, cartas de dioses o joyas, y
cosas por el estilo.
Las cartas de dioses son un valiosísimo
aliado que podremos usar en determinados momentos del juego. Comenzamos con dos
y podremos adquirir más durante la partida mediante diferentes acciones
(ayudante, fichas de hombres y mujeres, etc). Hay seis dioses diferentes y sus
“bendiciones” son habilidades tan potentes como poder modificar los dados,
duplicar el beneficio de un hombre o mujer, completar tareas sin todos los
requisitos necesarios, etc, etc. Para que un dios nos ayude, debemos pagar una
ofrenda. También hay fichas de dioses, que son un comodín que podemos usar por
cualquier dios.
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Losetas de acción (abajo) y cartas de dioses (arriba) |
Cuando se han completado 6 rondas, concluye
la partida y se obtienen puntos de victoria extras en función de las fichas de
dioses que nos quedan, de las de peces que haya en las provincias en las que
tenemos cabañas, de las joyas, y consiguiendo ciertos logros como haber
colocado todas las cabañas, cumplido todas las tareas, etc.
De Bora
Bora se puede decir que desde un punto de vista estético (componentes y
presentación) que es prácticamente impecable, muy bonito y colorido (algunos
incluso lo pueden encontrar recargado). En cuanto a mecánicas y jugabilidad,
también se merece una nota alta. Las posibilidades que tienen los jugadores en
los turnos son muchas, muchísimas; tantas que pueden llegar a abrumar. Las
reglas al principio parecen por ello intrincadas, pero no lo son y se aprende a
jugar rápidamente. Los iconos de los tableros y fichas son también bastante
fáciles de interpretar y, si he de ponerle alguna pega –muy pequeña– a este juego. es que no me parece especialmente
destacable entre la amplísima oferta de eurogames que hay hoy en día. Aunque
tiene su propia impronta, se parece a muchos otros ya existentes, lo cual, por
otro lado, es fácil que ocurra con este y con muchos juegos.
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