La expansión de Cuba aparece en 2009 firmada por
los mismos autores, Michael Rieneck y Stefan Stadler –con ilustraciones de Michael Menzel–, y publicada también por Eggertspiele. Se titula, El
Presidente, “en castellano en el original”, como dicen las anotaciones
de los libros…
Además de nuevas
cartas de barcos y de actas y nuevos edificios que hacen el juego más
variado, el principal componente de este complemento es un nuevo tablero que se coloca junto al original (en la parte superior), con
el que se amplía la ilustración de la isla y que incluye espacios para
depositar los cuatro grupos de cartas de actas (antes quedaban fuera del
tablero), el mazo de cartas de barco, las fichas que nos dan al construir
algunos edificios (ayuntamiento, periódico e iglesia) y, la característica principal
de la ampliación: seis casillas en las que ubicaremos otras tantas nuevas cartas de personajes comunes que todos los
jugadores pueden utilizar. Además, en la parte superior izquierda observamos la
lujosa residencia del Presidente, bajo la cual colocamos un simpático coche de madera.
Con la expansión, ahora cada jugador tiene un
turno extra por ronda; es decir: además de utilizar cuatro de nuestros cinco
personajes habituales, podremos coger, en cualquiera de nuestros turnos, y en
vez de aquéllos, uno de los nuevos personajes del tablero de El Presidente que todavía esté libre.
Las cartas de nuevos personajes se colocan al azar en cada ronda, y esto
repercute en lo que veremos en el siguiente párrafo. Los personajes
proporcionan puntos de victoria (Revolucionario),
dinero (Músico callejero), la carta de
jugador inicial (Bailarina), la posibilidad
de usar un edificio de nuestro tablero pagando 1 moneda (Arquitecto), el poder cambiar la posición de dos
de los barcos del tablero (Capitán del muelle)
o el de usar de inmediato nuestro almacén (Jornalero).
Con menos de cinco jugadores se sustituyen algunas cartas por unas con un
simpático burro que no tienen utilidad alguna.
Si os fijáis bien en el tablero, veréis que
debajo de cada uno de estos nuevos personajes hay un icono
con un efecto: cuando todos los jugadores han realizado sus turnos, y antes de
pasar a la Fase de Parlamento, el coche del Presidente se mueve a la carta que
haya quedado sin usar (siempre hay una más que jugadores, y los burros se
ignoran) y aplica el efecto bajo ella. Hay efectos buenos, malos y regulares,
algunos de los cuales se aplican en el siguiente turno y otros son inmediatos;
de izquierda a derecha, según vemos en el tablero: usar dos cartas en lugar de
una para la votación, bajar las cuatro leyes en la Fase de Parlamento, poder
mover el peón del trabajador cuando se usa la carta de Capataz, construir sobre
otro edificio que ya tuviéramos pagando 1 moneda, perder 2 puntos de victoria
si se es el jugador más avanzado en el contador de puntos, y coger una pieza
del mercado.
El Presidente es una expansión muy sencillita
que no altera demasiado el juego básico (casi que mejor, vistas algunas otras
expansiones) ni aporta reglas demasiado complicadas. Además, suministra nuevas
cartas y posibilita que la partida se alargue hasta a 8 rondas si se desea, por
lo que me parece un complemento bastante equilibrado y recomendable.
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