Juego de 2009 publicado en su edición
original multilingüe por la casa alemana Zoch
y firmado por Bruce Allen. Lo conocí de una
forma un tanto atípica en mí: a través de una versión online. No soy un gran
amigo de los juego de tablero “virtualizados” porque, entre otras cosas,
disfruto de la dimensión “física” de los juegos: me gusta poder tocar sus
componentes, mover fichas y lanzar dados reales, y precisamente este Tobago, por los elementos que lo componen,
se me antojaba un producto ideal para tener en su versión “real”. Aunque parecía
agotado en la mayoría de tiendas españolas, finalmente lo pude encontrar recientemente
y a muy buen precio.
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Comienzo de la partida. El mapa puede combinarse de diferentes formas |
Estamos, una vez más, ante un filler sencillito y simpático de alrededor
de una hora de duración en el que hasta 4 jugadores buscan tesoros en una isla
perdida (que debería de ser Tobago, claro, aunque parece otra menos civilizada
y más recóndita). Para poder hallar estas riquezas ocultas, deberemos
recomponer los planos que llevan a ella, lo que se hace por medio de cartas de pistas que van acotando nuestra búsqueda
y aislando y definiendo el paradero final del tesoro.
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Con las cartas de pista vamos acotando la ubicación de los tesoros |
El tablero
se monta con tres piezas de forma más o menos triangular, cada una de ellas con
dos caras, lo que permite un total de 32 combinaciones diferentes. Estas tres
piezas montadas conforman una isla regulada por hexágonos que forman entre
ellos zonas con diferentes terrenos (jungla, playa, montaña, etc). Además, los
jugadores colocan, siguiendo ciertas pautas, una serie de piezas tridimensionales que ayudan a conformar el
aspecto definitivo del tablero: 3 palmeras, 4 chozas y 3 estatuas de piedra.
Estos elementos aportan gran parte del encanto estético que tiene este juego,
junto con los graciosos vehículos todoterreno que llevan los jugadores, que se
colocan en este momento en la casilla de la isla que queramos.
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Utilizaremos cubitos para delimitar las búsquedas |
En todo momento puede haber en la isla hasta 4 tesoros diferentes, representados por una serie
de cubos de un color correspondiente a cada uno de ellos. Estos cubos sólo se
colocan en el momento en que se puede ir acotando la localización de cada
tesoro, lo que se hace mediante las mencionadas cartas de pista que se sitúan
en cada “mapa del tesoro”. Las fichas de pistas identifican un tipo de terreno o elemento del mapa y su
proximidad o falta de esta a un tesoro, todo ello representado por los
habituales iconos, por ejemplo: un dibujo de playa nos dirá que el tesoro está
en un hexágono de playa. Uno con una estatua y un hexágono al lado nos indicará
que debemos buscar las reliquias al lado de una estatua, uno de lago tachado
querrá decir que el tesoro no está en lago, etc. Así, componiendo una serie de
fichas de pista bajo cada tesoro (se utiliza la reserva de cubos de cada color
para diferenciar cada uno de los cuatro posibles), iremos limitando los
hexágonos posibles de búsqueda hasta que sólo quede uno, que será nuestro
objetivo. Hay 17 cubitos de cada color, por
lo que, en el momento en que haya este número de hexágonos de búsqueda posible
o menos, colocaremos un cubo en cada una de las casillas pertinentes.
Posteriormente, conforme añadamos nuevas pistas, lo que haremos será eliminar
cubitos del mapa hasta que localicemos el hexágono definitivo que esconde el
tesoro.
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Los amuletos nos serán de gran ayuda |
Para apoderarse de un tesoro hace falta mover
nuestro vehículo hasta él, dándose la
circunstancia de que un jugador, en su turno, sólo puede, o colocar una carta
de pista, o mover, no las dos cosas. Esto propicia que muchas veces podamos
descubrir un tesoro, pero otro jugador se nos adelante y nos lo quite, lo que
obliga a planificar muy bien nuestras acciones. De todas maneras, igualmente
podemos sacar tajada de un tesoro si hemos contribuido a dibujar su mapa, pues,
una vez hallado, acudiremos a un nuevo mazo de cartas
de tesoro que se repartirán entre todos los que hayan puesto pistas en el
botín, pudiendo conseguir a veces otro jugador más riquezas que el que lo ha
encontrado. Las cartas de tesoro tienen de 2 a 6
monedas, y se barajan tantas como cartas de pista tenga el tesoro, más
una para quien lo ha encontrado, más otra extra. Todas se mezclan y se van
revelando de una en una, teniendo opción a quedársela primero el jugador que
esté más abajo en el “mapa” (columna de cartas de pista), quien puede
rechazarla esperando conseguir otra mejor (todos los jugadores ven en secreto
tantas cartas como pistas pusieron antes de que se barajen). La búsqueda de
tesoros esconde, no obstante, un peligro: algunos están malditos. Hay exactamente dos cartas señaladas con una calavera
y, si aparecen en un reparto, nos hacen perder la carta de tesoro más valiosa
que tenemos y cancelan el reparto restante.
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Los impagables componentes de Tobago |
También hay alguna ventaja para echar una
mano a los jugadores, por supuesto: cada vez que se encuentra un tesoro,
aparecen amuletos en las orillas de la isla.
El uso de estos ídolos nos otorga toda una serie de beneficios como movimientos
extra, poder eliminar cubitos del mapa, librarnos de una maldición, etc, etc.
Su obtención es decisiva para poder tener alguna ventaja sobre nuestros
compañeros, como por ejemplo poder revelar un tesoro y cogerlo en el mismo
turno.
Tobago es un juego divertido y fácil en
el que destaca, sobre todo, su apartado estético y que hasta tiene un aire 80s. Creo que es fácil encontrarle un parecido con Survive/The Island porque, vaya, también
transcurre en una isla hexagonada y con diferentes tipos de terreno…
Me ha llamado la atención. Si tengo posibilidad de probarlo en alguna ocasión miraré de hacerlo. La verdad es que estéticamente el juego es muy bonito y llama la atención (al menos a mí...).
ResponderEliminarComparto en el blog.
Sí, eso es innegable: estéticamente es bonito y gracioso, con todas esas piececillas de cabañas, palmeras y estatuas. Como juego no es excepcional, pero se pasa el rato...
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