sábado, 10 de agosto de 2013

Tobago

Juego de 2009 publicado en su edición original multilingüe por la casa alemana Zoch y firmado por Bruce Allen. Lo conocí de una forma un tanto atípica en mí: a través de una versión online. No soy un gran amigo de los juego de tablero “virtualizados” porque, entre otras cosas, disfruto de la dimensión “física” de los juegos: me gusta poder tocar sus componentes, mover fichas y lanzar dados reales, y precisamente este Tobago, por los elementos que lo componen, se me antojaba un producto ideal para tener en su versión “real”. Aunque parecía agotado en la mayoría de tiendas españolas, finalmente lo pude encontrar recientemente y a muy buen precio.

Comienzo de la partida. El mapa puede combinarse de diferentes formas

Estamos, una vez más, ante un filler sencillito y simpático de alrededor de una hora de duración en el que hasta 4 jugadores buscan tesoros en una isla perdida (que debería de ser Tobago, claro, aunque parece otra menos civilizada y más recóndita). Para poder hallar estas riquezas ocultas, deberemos recomponer los planos que llevan a ella, lo que se hace por medio de cartas de pistas que van acotando nuestra búsqueda y aislando y definiendo el paradero final del tesoro.

Con las cartas de pista vamos acotando la ubicación de los tesoros
El tablero se monta con tres piezas de forma más o menos triangular, cada una de ellas con dos caras, lo que permite un total de 32 combinaciones diferentes. Estas tres piezas montadas conforman una isla regulada por hexágonos que forman entre ellos zonas con diferentes terrenos (jungla, playa, montaña, etc). Además, los jugadores colocan, siguiendo ciertas pautas, una serie de piezas tridimensionales que ayudan a conformar el aspecto definitivo del tablero: 3 palmeras, 4 chozas y 3 estatuas de piedra. Estos elementos aportan gran parte del encanto estético que tiene este juego, junto con los graciosos vehículos todoterreno que llevan los jugadores, que se colocan en este momento en la casilla de la isla que queramos.

Utilizaremos cubitos para delimitar las búsquedas
En todo momento puede haber en la isla hasta 4 tesoros diferentes, representados por una serie de cubos de un color correspondiente a cada uno de ellos. Estos cubos sólo se colocan en el momento en que se puede ir acotando la localización de cada tesoro, lo que se hace mediante las mencionadas cartas de pista que se sitúan en cada “mapa del tesoro”. Las fichas de pistas identifican un tipo de terreno o elemento del mapa y su proximidad o falta de esta a un tesoro, todo ello representado por los habituales iconos, por ejemplo: un dibujo de playa nos dirá que el tesoro está en un hexágono de playa. Uno con una estatua y un hexágono al lado nos indicará que debemos buscar las reliquias al lado de una estatua, uno de lago tachado querrá decir que el tesoro no está en lago, etc. Así, componiendo una serie de fichas de pista bajo cada tesoro (se utiliza la reserva de cubos de cada color para diferenciar cada uno de los cuatro posibles), iremos limitando los hexágonos posibles de búsqueda hasta que sólo quede uno, que será nuestro objetivo. Hay 17 cubitos de cada color, por lo que, en el momento en que haya este número de hexágonos de búsqueda posible o menos, colocaremos un cubo en cada una de las casillas pertinentes. Posteriormente, conforme añadamos nuevas pistas, lo que haremos será eliminar cubitos del mapa hasta que localicemos el hexágono definitivo que esconde el tesoro.

Los amuletos nos serán de gran ayuda
Para apoderarse de un tesoro hace falta mover nuestro vehículo hasta él, dándose la circunstancia de que un jugador, en su turno, sólo puede, o colocar una carta de pista, o mover, no las dos cosas. Esto propicia que muchas veces podamos descubrir un tesoro, pero otro jugador se nos adelante y nos lo quite, lo que obliga a planificar muy bien nuestras acciones. De todas maneras, igualmente podemos sacar tajada de un tesoro si hemos contribuido a dibujar su mapa, pues, una vez hallado, acudiremos a un nuevo mazo de cartas de tesoro que se repartirán entre todos los que hayan puesto pistas en el botín, pudiendo conseguir a veces otro jugador más riquezas que el que lo ha encontrado. Las cartas de tesoro tienen de 2 a 6 monedas, y se barajan tantas como cartas de pista tenga el tesoro, más una para quien lo ha encontrado, más otra extra. Todas se mezclan y se van revelando de una en una, teniendo opción a quedársela primero el jugador que esté más abajo en el “mapa” (columna de cartas de pista), quien puede rechazarla esperando conseguir otra mejor (todos los jugadores ven en secreto tantas cartas como pistas pusieron antes de que se barajen). La búsqueda de tesoros esconde, no obstante, un peligro: algunos están malditos. Hay exactamente dos cartas señaladas con una calavera y, si aparecen en un reparto, nos hacen perder la carta de tesoro más valiosa que tenemos y cancelan el reparto restante.

Los impagables componentes de Tobago
También hay alguna ventaja para echar una mano a los jugadores, por supuesto: cada vez que se encuentra un tesoro, aparecen amuletos en las orillas de la isla. El uso de estos ídolos nos otorga toda una serie de beneficios como movimientos extra, poder eliminar cubitos del mapa, librarnos de una maldición, etc, etc. Su obtención es decisiva para poder tener alguna ventaja sobre nuestros compañeros, como por ejemplo poder revelar un tesoro y cogerlo en el mismo turno.

Tobago es un juego divertido y fácil en el que destaca, sobre todo, su apartado estético y que hasta tiene un aire 80s. Creo que es fácil encontrarle un parecido con Survive/The Island porque, vaya, también transcurre en una isla hexagonada y con diferentes tipos de terreno…

2 comentarios:

  1. Me ha llamado la atención. Si tengo posibilidad de probarlo en alguna ocasión miraré de hacerlo. La verdad es que estéticamente el juego es muy bonito y llama la atención (al menos a mí...).

    Comparto en el blog.

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  2. Sí, eso es innegable: estéticamente es bonito y gracioso, con todas esas piececillas de cabañas, palmeras y estatuas. Como juego no es excepcional, pero se pasa el rato...

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